Un día como hoy, pero de 1824, un muchacho que acababa de cumplir los doce años no hacía ni una semana, comenzó a trabajar desde el amanecer hasta el anochecer en una fábrica, pues su padre había sido arrestado a causa de sus deudas y el chico debía ganarse el pan y el techo. Su cometido era forrar los botes que luego se utilizarían para guardar medicinas en las farmacias. Lo hacía junto con otros dos chicos, en un sótano oscuro y recibiendo por ello un salario ínfimo. No había leyes que los protegiesen contra la explotación, apenas tenían para comer y, por supuesto, carecían de seguridad social o de cualquier otro derecho. Los tres niños vestían un delantal raído y un gorro de papel. Tras doce horas o más de trabajo, estaban tan cansados que caían rendidos en sus colchas mugrientas y dormían rodeados de ratas. Nunca jugaban, nadie les daba besos y no podían ir a la escuela.
Este chico de doce años se llamaba Charles Dickens y llegó a ser un gran escritor y defensor de los derechos de la infancia.
Dickens se entristecería mucho si supiera que, 185 años después, las cosas siguen igual para muchas niñas y muchos chavales de doce años (y de bastante menos) de gran parte del mundo.
5 comentarios:
dios mío, Oliver Twist, qué recuerdos!
Pues sí, horrible e indignante que sigan violando así los derechos de los niños y niñas...
Un beso enorme con achuchón incluido a las dos!
¡Hola Hester!
Hace mucho que no venía por aquí y veo que también le has cambiado la cara al blog... Y que www.MujeresNet.Info ya no aparezco en tus enlaces, snif, snif.
Un abrazo
Elsa
Mi estimado Dickens. Supongo que él empezó un camino y aun no ha llegado a su fin. Me has hecho coger ganas de leer la biografía de Dickens. ¿Sabes? Tú también eres motor de muchas cosas.
Ayssss Oliver Twist, Christmas Carol... ¡Qué preciosidades!
Como bien dices, Carlitos sabía de qué hablaba en sus relatos sobre el mal trato a la infancia. Me pregunto cómo pudo mantener cordura y generosidad sin volverse un personaje amargado como su Scrooge, o un huraño desagradable como lo fuera Lewis Caroll...
Sí que es triste el panorama de la infancia hoy, sí... Mientras los "bienpensantes" libran batallas moralizantes por el mundo, sus "monaguillos" les cultivan el trigo y les cosen sus balones de fútbol...
O tempora, o mores... :-(
Besos.
Muchas gracias dintel por tus palabras que, en vista de tu blog, te devuelvo iguales. Un beso a todas y gracias siempre por leerme, es un honor.
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