domingo, 30 de mayo de 2010

No, no da igual

Si me diese la vuelta cada vez que alguien me llama maricón, tendría que caminar hacia atrás, y no me da la gana de caminar hacia atrás (Harvey Milk)

Una vez, cuando quedaba una semana para mi boda, pasé por el barrio donde había vivido desde que nací hasta que me emancipé y me encontré con una vecina ya anciana. Tras los saludos de rigor me preguntó por toda mi familia: y cómo están tus padres, y tal hermano, y tal sobrina… finalmente me tocó el turno y el diálogo fue como sigue:
-¿Y tú? ¿Estás casada?
-No, yo no. –Respondí.
-Bueno, eres muy joven, ya llegará. –Comentó ella con la enorme sonrisa cómplice que se les dedica a las chicas casaderas.
Al contrario que si hubiera tenido un novio “como dios manda”, no le aclaré que tan solo quedaban unos días para mi boda, ni que estaba felizmente enamorada, ni que mi pareja era la mujer más maravillosa sobre la faz de este planeta.
Seguí mi camino frustrada por esa mezcla de cobardía y pereza que me invade en las ocasiones en las que he de explicar mi familia ante la gente cuyo grado de homofobia desconozco. Las respuestas del mundo frente al hecho de que seamos una pareja de mujeres van desde la discriminación pura (¿os acordáis?) y las miradas de desprecio (las más minoritarias, afortunadamente, al menos en nuestro caso, pese a que el otro día recibimos una) hasta la más completa normalidad, que tanto alivio nos produce. Pero entre estos dos extremos hay un montón de variaciones a las que nos tenemos que enfrentar cada día.
Desde el primer momento, mis padres han sido increíblemente modernos, mucho más de lo que me esperaba. Tened en cuenta que mi padre nació en 1930 y mi madre en 1936. Pero siempre han aceptado a mi bruja como una nuera más, sin hacer ningún tipo de distinción con respecto a mis demás cuñados y cuñadas. Más sorprendente aún me resultó cuando les comenté que estábamos intentando ser madres y que mi bruja iba a ser la biológica. No esperaba que lo comprendiesen tan bien, ni que sintiesen a este bebé de la misma manera que a sus demás nietos. Pero su respuesta fue sencillamente: ¡Hombre! ¡Y nosotros que pensábamos que ya no íbamos a tener más nietos! ¡Pero qué alegría! Entonces será el decimosegundo nieto, ¡qué bien! Aunque, en general, mis hermanos y hermanas han vivido mi matrimonio y maternidad con una normalidad similar, creo que incluso les ha costado comprenderlo más a ellos que a mis padres, con eso os digo todo. Con mi familia política he tenido la misma suerte. ¡Mi mujer y yo podemos considerarnos afortunadas!
No obstante, el problema viene cuando mi madre tiene que enfrentarse a gente con la que no tiene mucha confianza o de la que desconoce por dónde van sus “convicciones morales”. Si yo reaccioné de ese modo cuando charlaba con mi vecina, que me importa un pimiento, ¿cómo puedo condenarla a ella por ocultar a algunas personas que su hija está casada con otra mujer? Una vez le oí decir a una de las veraneantes con las que coincide siempre en la playa que mi bruja era “mi compañera de piso” y ayer mismo, en la comunión de una de mis sobrinas, le dijo a una señora que era “una amiga de la familia”.
Esta señora ya debía saber por mi hermana –la madre de la niña que hacía la comunión- que yo era lesbiana, por lo que intuyó quién era mi bruja, pero se hizo la loca. Dio la casualidad de que me tocó sentarme a su lado y, para arreglar el malentendido, se la presenté como mi mujer. Ella se aturulló, pues hubiera estado mucho más cómoda si hubiésemos continuado la farsa de la “amiga de la familia”, y movió la mano como diciendo “no importa, da igual”, del mismo modo que si la hubiera pisado sin querer y le estuviese pidiendo perdón.
Pero claro que importa, es mi mujer, si hubiera sido mi marido estaría encantadísima de conocerle.
En la mesa se habló mucho de bebés (pues como suele suceder en este tipo de eventos, por allí había unos cuantos), pero en ningún momento se mencionó que mi bruja, quien ya tiene una tripa considerable, y yo, íbamos a tener uno. La pobre estaba sentada allí delante con su enorme embarazo mientras las madres se aconsejaban unas a otras sobre puericultura casera sin ni siquiera dirigirle la palabra ni llenarla de consejos como suele hacerse con las embarazadas. Una especie de acuerdo que ninguna de las dos habíamos firmado había silenciado nuestra familia en esa bonita tarde de mayo.
La reacción de “no importa, yo soy super tolerante” es una de las más comunes. Una vez, mi bruja se encontró con una amiga de su infancia y me la presentó. Ella le dijo:
-El otro día precisamente vi a tu hermano y me cotilleó que te habías casado.
-¡Y además con una mujer! –añadí yo en el tono con que se cuentan los chismes, obviamente en plan de broma.
La amiga de mi bruja se puso nerviosa.
-No, no, si a mí eso me da igual, de verdad…
No sé cómo explicar la sensación que siento cuando alguien te dice cosas así. Lo hacen con toda su buena intención pero en lugar de normalizar la situación, alegrarse por ti, etc., lo que provocan es la impresión de que te están dando permiso para existir con la magnanimidad de quien tiene el poder de no concedértelo.
También se ha producido una situación “interesante” en las ocasiones en que hemos contado a la gente que nuestra hija va a llevar mi apellido primero, en lugar del de la madre biológica. A pesar de que si esta hubiera estado con un hombre jamás se hubiera cuestionado el tema, a mi bruja le han llegado a recriminar:
-¿Pero cómo le vas a hacer eso a tu padre?
Otra de las reacciones ante nuestra familia es la de preguntar cosas verdaderamente íntimas. Imaginad, por ejemplo, que una pareja heterosexual anuncia que van a ser padres y la gente les empieza a preguntar que cuándo echaron el polvo por el que ella se quedó embarazada, que si les ha costado muchos intentos, que si han pensado ya en el rol que va a tener cada uno en la educación del bebé, bla bla bla.
Pues he aquí algunas de las preguntas que nos han hecho personas con las que ni siquiera tenemos mucha confianza:
-¿Y tú vas a ser el padre, otra madre, o qué? (a mí).
-¿Y al donante de semen le conocéis, o es anónimo?
-¿Cómo te has quedado embarazada? (a mi bruja).
Imaginad ahora que a la pareja heterosexual que está esperando un bebé le empiezan a contar las cosas malas que pueden ocurrirles a ellos o a su futuro hijo y a juzgar la educación que éste o esta va a recibir. Pues, no me los invento, esto son comentarios que hemos recibido nosotras:
-¡Pobrecito, si es varón, en una casa tan de mujeres!
-¿Y si necesita una figura paterna? Lo pasará muy mal.
-¿No le vais a bautizar? Aunque a vosotras la iglesia no os acepte, a él sí.
-¿Y si se burlan de él en el colegio?
-¿Y si quiere conocer a su padre (incluso cuando repetimos una y mil veces que nosotras no le llamamos padre, sino donante)?
-¿Os disgustaría que saliese heterosexual?
-Vuestra casa tiene que ser una pesadilla con una embarazada y la otra con la regla, ¿no?
Por favor, no os imaginéis a rancios ultraconservadores haciendo este tipo de comentarios y preguntas, muchos de ellos son de izquierdas y de nuestra edad.
Otra de las reacciones más usuales es la de la resignación, como diciendo “podría ser peor”. Hace unos meses, una familiar se me acercó en no sé qué evento y me dijo:
-Oye, enhorabuena, que me enterado de que te has casado.
-Muchas gracias –respondí yo.
-Bueno, -añadió ella encogiéndose de hombros en un gesto de "qué se le va a hacer"- mientras sean cosas alegres, que el mundo está fatal…
Obviamente, no hubiera reaccionado de la misma forma si me hubiese casado con un hombre. Entonces todo habrían sido abrazos, enhorabuenas, cómo os conocisteis y preséntamelo…
Cuando pienso en estas cosas me entra una rabia profunda que casi me corta la respiración y que me impide conciliar el sueño. No puedo ni imaginarme cómo será para otra gente que no tiene un solo apoyo en su entorno, ya ni digamos en otros países donde ni siquiera la ley está de su parte.
Estoy harta. Harta de sentirme a veces sin fuerzas para hablar de mi familia, harta de tener que defender a capa y a espada lo que a otros se les celebra, harta de que la gente piense que tienes que disculparte por irrumpir en su club privado de familias o darles las gracias por aceptarte en él.
Cuando una pareja de lesbianas tiene un hijo, pierde totalmente el control de estar dentro o fuera del armario, pues si ocultase su modo de vida estaría obligando al niño o niña a mentir sobre su familia o a sentirse acomplejado por ella, además de estar negando a la otra madre.
Ayer hablábamos mi bruja y yo de que por nuestra hija siempre iremos con la cabeza alta, orgullosas de quien somos y transmitiéndole a ella ese orgullo. Le daremos dosis extra de amor para que compensen la ignorancia que muchas veces le rodeará y le presentaremos a más madres lesbianas y niños con dos mamás para que sepa que forma parte de una comunidad maravillosa. A quien no nos acepte o tenga problemas con nosotras le expulsaremos de nuestras vidas, ¡ellos se lo pierden! Será una persona muy querida y espero que ello supere con creces la frustración que no hay duda de que sentirá de vez en cuando.
Importa, claro que importa, importan todas las preguntas, todos los comentarios, todos los juicios, todas las miradas, importa todo. ¡Que no somos de piedra! Afortunadamente, las heridas lo único que hacen es fortalecernos y reafirmarnos en lo privilegiadas que somos de estar formando una familia tan asombrosa.

Las siguientes imágenes son una creación de las artistas Deborah Kelly y Tina Fiveash. La traducción, debajo de cada una de ellas:
¡Eh, hetero! Puedes hacerlo con los ojos cerrados. ¡Sin miedo! ¡Sin peligro! ¡Sin preocuparte!
¡Eh, hetero! Cuando dicen familia, ¡se refieren a ti!
¡Eh, hetero! La violencia hacia los heterosexuales es de un 0.05% en los ataques motivados por la sexualidad.
¡Eh, hetero! Ten un bebé sin necesidad de un debate nacional al respecto.
¡Eh, hetero! Privilegios para los socios. Aceptados en todo el mundo.¡Eh, hetero! Cásate porque ¡puedes hacerlo!

jueves, 20 de mayo de 2010

Mi belleza

No es la mía un alma cobarde (Emily Brontë)

Mi belleza es rebelde, porque no se atiene a convenciones ni rinde pleitesía a nadie. Pechos desbordantes en los que quienes me desean ansían recostarse y carne generosa para que allá donde vaya siempre se me vea. Mi belleza es autónoma porque no necesita de la aprobación de quienes se equivocan en sus prioridades. Piel tan suave que deslizarse por ella es un gusto y manos ásperas porque quiero gastarlas que para eso las tengo. Mi belleza tiene cabellos oscuros y rizados por toda su geografía pero nunca cubre con ellos los ojos que no se avergüenzan de nada. Un dedo torcido de tanto sujetar bolígrafos y alguna que otra cicatriz que cuenta historias. Mi belleza es dueña de un regazo para acunar bebés, de unos brazos que consuelan y de un montón de recovecos secretos. Querida y anhelada, no pierde el tiempo persiguiendo milagros imposibles que no hacen a las personas más felices. Mi belleza es de mujer que ama a mujer, capaz de enroscarse en ella hasta el punto de no distinguir de quién es cada pliegue. Carcajadas y susurros y ninguna dieta para conseguir alcanzar el amor verdadero. Mi belleza es sana porque corre, baila, aúlla a la luna, despierta y sueña, disfruta de la comida, crea y procrea. Los años traen pocas arrugas en los cuerpos redondos. Mi belleza odia lo superfluo y ama la vida.



martes, 18 de mayo de 2010

sábado, 8 de mayo de 2010

Manual para organizar un club de lectura

Al enterarse de que había montado un club de lectura, mucha gente me ha preguntado si puede formar parte de él o me ha pedido que le explique en qué consiste. Es por ello que, con la idea de animaros a organizar los vuestros, pues son una alternativa de ocio fabulosa, copio y pego el pequeño manual que creé cuando empezamos el nuestro. Ni que decir tiene que esto no son "normas" y que todo lo que pone aquí se puede variar a gusto de quien tenga la iniciativa, es un texto simplemente orientativo. A quienes ya estéis en un club de lectura o conozcáis de qué va la cosa, todo esto os resultará muy básico, pero el resto os daréis cuenta de que es muy fácil hacer realidad una actividad así de enriquecedora. ¡Aquí va, pues!

Manual del Club de Lectura
¿Qué es un club de lectura?
Un club de lectura es un grupo de personas que se reúnen periódicamente para hablar sobre un libro que han leído en común. Los encuentros suelen hacerse en torno a una buena cena o a algo de picar, aunque hay quienes prefieren quedar en una cafetería, en la biblioteca o, si hace buen tiempo, organizar un picnic.
Cada miembro del club de lectura selecciona un libro y se encarga de coordinar la charla de la reunión, así como de hacer el papel de anfitrión.
Existen clubes de lectura temáticos (feministas, de ciencia ficción, de poesía contemporánea, de ensayo, de novela decimonónica etc.) y clubes de lectura generalistas, en los cuales se leen todo tipo de libros.
El fenómeno de los clubes de lectura no es muy común en España, pero es realmente importante en los países anglosajones. De hecho, muchas editoriales hacen ediciones especiales para los book clubs, con una sección de preguntas al final de las novelas para amenizar el debate. Es más, hay book clubs tan famosos que han conseguido que ciertos libros se conviertan en best-sellers. En Estados Unidos y en Gran Bretaña, en fin, las editoriales toman muy en serio los book clubs. Los más conocidos son los siguientes, por si queréis echar un vistazo a sus páginas web:
Oprah’s Book Club (EEUU)

¿Por qué formar parte de un club de lectura?
Por muchísimos motivos, como por ejemplo:
• Porque te impulsa a leer más, cosa que siempre has querido hacer y para la que no sueles encontrar un momento en el día.
• Porque de ese modo lees libros que tú nunca hubieses descubierto o escogido, abriéndose así las puertas a todo un mundo nuevo.
• Porque la experiencia de comentar tu lectura con otras personas es muy enriquecedora y te hace pensar en aspectos del libro en los que no habías caído.
• Porque, cuando eres el responsable de la lectura, aprendes a leer a fondo y a coordinar un grupo.
• Porque es una forma de hacer algo distinto y enriquecedor con tu tiempo, rompiendo así la monotonía.
• Porque es una manera de conocer a gente interesante y pasar un buen rato.
• Porque las reuniones son divertidas.
etc…
Escoge tu razón entre todas estas o invéntate la tuya, pero no dejes escapar la oportunidad de formar parte de un club de lectura, ¡no te arrepentirás!
Esta película, basada en un libro de Karen Joy Fowler, os dará una idea perfecta de la organización de un club de lectura.

¿Cómo funciona un club de lectura?
Hablaremos aquí del formato más habitual de un club de lectura, aunque como antes hemos comentado, hay otros.
• Formación del club de lectura
Alguien tiene la feliz idea de reunir a un grupo para crear un club de lectura. Un número ideal de miembros es 12, de ese modo, cada persona tiene la oportunidad de escoger un libro y organizar una velada al menos una vez al año. Además, como la mayoría de las reuniones tienen lugar en las casas, por cuestiones de espacio no suele ser recomendable que el grupo sea más grande. Por otra parte, un mayor número de miembros impediría que los debates se realizaran con comodidad y que todo el mundo tuviese un turno para hablar.
Lo primero que hay que hacer es reunirse para que todos los miembros se conozcan y escojan de qué mes desean encargarse (es recomendable que alguien se encargue de tomar nota de todo y luego lo mande a los demás miembros, bien por e-mail o bien creando un grupo de correo).
Aunque todos deben escoger en esa primera reunión de qué mes desean encargarse, no hace falta que digan qué libro quieren que se lea. Los libros se anunciarán siempre en la sesión del mes anterior, junto con la fecha exacta en que se reunirán al mes siguiente.
Por supuesto, alguien se tiene que presentar voluntario para encargarse del primer mes. Deberá anunciar el día, hora y libro al resto del grupo.
Después, por e-mail, tendrá que mandar su dirección al resto del grupo, con las señas detalladas (metro, mapa o lo que sea), junto con un recordatorio del día, hora y libro escogido. Este procedimiento debe realizarlo todos los meses la persona encargada de la lectura.
Elección del libro
Cada miembro del club, como hemos dicho, selecciona el libro que se va a leer en el mes que le corresponde organizar, y lo anuncia en la reunión anterior. Los criterios para seleccionar un libro son los siguientes:
- Que se encuentre en las tiendas y en las bibliotecas. La persona encargada ha de asegurarse de que el libro se sigue editando y no es ya una rareza, difícil por tanto de encontrar. Para ello, nada mejor que buscar en Internet, bien en las webs de las librerías de tu ciudad, bien en los catálogos de las bibliotecas públicas.
- La longitud es un tema importante, ya que el grupo cuenta con un mes para leerlo y, seguro, una vida muy atareada. Por tanto, si el libro seleccionado es, por ejemplo, la Biblia o Crimen y castigo, lo mejor será escoger ciertas partes para comentar, y no toda la obra. No obstante, si el libro seleccionado es de una longitud “normal,” los miembros del club deben comprometerse a intentar terminarlo (si un mes no lo hacen, no pasa nada, pero que no sea la tónica general). Formar parte del club no es obligatorio, pero hacerlo es adquirir un compromiso.
- El libro escogido tiene que ser interesante. Es decir, que si el encargado es, por ejemplo, paleontólogo, y escoge un tratado sobre dinosaurios, lo más probable es que no todos los miembros del club lo encuentren tan apasionante. Aunque, por supuesto, habrá ocasiones en que no a todo el mundo le guste la obra que toca, la persona encargada debe procurar que sea una novela que “enganche,” un libro de poesía accesible, un ensayo de interés general o un libro de cuentos que “atrapen.”
Habrá ocasiones en que alguno de los miembros del club hayan leído ya la obra escogida, pero ese no es motivo para descartarla. Todo lo contrario, se trata de una buena oportunidad de releerla y/o de poder comentarla con más gente. • Veladas
Cada mes, la persona encargada de escoger el libro se encarga de organizar una cena o unos aperitivos en su casa, acompañados de vino y otras bebidas. Los invitados, por supuesto, pueden llevar algo de beber, de comer o bien el postre.
De acuerdo con el espacio del que cada uno disponga, las reuniones se harán en torno a una mesa o con cojines en el suelo. No importa, lo fundamental es crear un espacio donde se pueda conversar sin interrupciones y pasando un buen rato.
El encargado de ese mes puede preparar, si lo considera necesario, fotocopias con preguntas sobre las que pensar, con la vida del autor u otras cosas.
Alguien (o todos) debe encargarse de tomar notas de lo que se hable acerca del libro para enviarlo por e-mail o “colgarlo” en la web del grupo del club, de modo que quien no haya podido asistir a la reunión pueda leer acerca de ella. Además, hay muchos clubes que se reúnen durante años y años, y es bonito poder revisar de cuando en cuando lo que se ha ido leyendo.
• ¿Y si quiero hacer algo distinto?
Por motivos de espacio o simplemente porque le apetece, la persona encargada del mes puede escoger realizar su reunión con un picnic en el campo, una visita a un museo cuyas obras se mencionan en la novela que ha escogido y todo tipo de cosas originales. Sólo hay que echarle un poco de imaginación.
• ¿Puedo llevar a alguien a la velada?
Es difícil que con más de 12 personas un debate pueda ser fluido. No obstante, hay ocasiones en las que, porque no hay con quien dejar al niño, porque un pariente nos está visitando o por cualquier otro motivo, uno de los miembros del club puede verse en la necesidad de llevar a alguien a la reunión, en cuyo caso debe consultarlo con el resto del grupo (especialmente con el anfitrión del mes).
En otras ocasiones, una persona puede llevar a alguien al encuentro porque es experto en el tema que se va a tratar o por otra serie de motivos.
Siempre que las “variaciones” en las reuniones se consulten con los demás, pueden llegar a ser incluso enriquecedoras.
Disfruta, pues, de tu lectura y de tu club. Cuéntale la idea a todas las personas que creas que puedan estar interesadas y pásales este pequeño manual. ¡Que por todas partes haya clubes de lectura reuniéndose y disfrutando de los buenos libros y los buenos amigos!

Club de lectura de cómics (Montreal, Canadá)

viernes, 7 de mayo de 2010

Verba volant, scripta manent

Todo lo que unas personas pueden imaginar, otras pueden hacerlo realidad (Julio Verne).

Llevaba días queriendo hacerlo y por fin me he puesto: he confeccionado una lista de las diez cosas que quiero llevar a cabo a mis treinta y tres años, cumplidos hace menos de un mes. Si esto de la lista funciona, supongo que se convertirá en una tradición cada cumpleaños porque así al menos, pase lo que pase durante los 365 días de cada una de mis edades, habré intentado que estos transcurran de una forma constructiva. Espero conseguir dar por cumplidos al menos unos cuantos de estos propósitos.
Primero he escrito las diez intenciones, que como es de suponer llevaban tiempo rondando mi cabeza (algunas años y años, como la de aprender otro idioma) y luego me he puesto a pensar en ellas y me he dado cuenta de algo: ¡son muy hogareñas! Sí, pocas de ellas requieren salir de casa o ir muy lejos. Intuyo que esto tiene que ver con la época de mi vida en la que estoy: creando nido para la llegada de nuestro bebé a finales de septiembre. En otro momento hubiera escrito que deseo viajar y descubrir el mundo, unirme a todas las acciones activistas posibles y cosas por el estilo. Quién sabe, probablemente en el futuro vuelva a sentir esa llamada, pero ahora, como digo, pongo ramitas en la copa de un árbol porque ése es mi deseo, estoy en una etapa de introspección y de tener muy cerquita a mi familia y me encanta sentirme de este modo.
Asimismo, y para mi satisfacción, todos los propósitos que me han surgido del alma resultan muy constructivos y tienen que ver con aprender y con crear. ¡Bien! Ese es el tipo de persona que deseo ser.
Aquí van, pues. No llevan ningún orden, las fui escribiendo a medida que se me ocurrían. Por supuesto, os permito que me robéis los que os apetezcan.

1. Aprender a utilizar mi nueva máquina de coser y hacer muchas cosas bonitas con ella.
2. Aprender (de una vez, llevo mucho tiempo empezando a hacerlo) a tricotar.
3. Iniciarme en un nuevo idioma. Saber inglés me ha abierto muchísimas puertas, y no solo en cuanto a oportunidades laborales, sino por la gente que he conocido, los libros que he podido leer… un mundo entero de posibilidades, en fin.
4. Escribir (al menos) una novela.
5.
Participar en concursos literarios.
6.
Escribir acerca de los libros que leo.
7. Seleccionar las recetas que me gustan de mis revistas de cocina, digitalizarlas para deshacerme de la enorme pila que se está formando en mi salón y probarlas todas.
8. Conseguir que no se me mueran las plantas de la terraza (como ha ocurrido hasta ahora por mucho que intento cuidarlas bien).
9. Cultivar el noble arte de las cartas escritas a mano y enviadas por correo postal (siempre lo he hecho pero últimamente estoy un poco vaga con eso).
10. Anotar todas las ideas que tengo, tanto para mis ficciones como para otros proyectos, en el cuaderno que llevo siempre encima. En ocasiones me da pereza hacerlo.

Sembrando, a ver si recojo algo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Calendario literario de mayo

Leemos, no para contradecir e impugnar, ni para creer y aceptar, sino para pensar y considerar. (Francis Bacon).

5 de mayo de 1927 – Se publica Al faro (To the Lighthouse) de Virginia Woolf, un hito del modernismo en la que el argumento se supedita a la introspección filosófica y la prosa puede llegar a ser ardua, pero un placer de leer una vez se le ha cogido el truco, lo prometo. Está considerada una de las mejores novelas del siglo XX en listas tan importantes como la de la Modern Library y la de la revista Time.
6 de mayo de 1862 – Muere Henry David Thoreau, filósofo trascendentalista y anarquista estadounidense famoso sobre todo por dos obras: Walden, en la que relata su experiencia viviendo en los bosques, y Desobediencia civil (Civil Disobedience), de ideas pacifistas y en la que propone no pagar impuestos a modo de resistencia no violenta contra la guerra de México y la esclavitud en su país.
6 de mayo de 1919 – Muere L. Frank Baum, autor de El maravilloso mago de Oz (The Wonderful Wizard of Oz) y de otros libros de la misma serie. Por cierto, os recomiendo las maravillosas obras inspiradas en su mundo y escritas por Gregory Maguire, especialmente Wicked. Ya os hablé de Elphaba alguna vez.
13 de mayo de 1907 – Nace Daphne du Maurier, escritora británica famosa por novelas tan espeluznantemente maravillosas como Rebeca (Rebecca), muy influida por Jane Eyre, de Charlotte Brontë. Sentía gran fascinación por la familia Brontë, incluso escribió una biografía de Branwell, el único hermano varón. Por otra parte, Du Maurier siempre decía que ella había nacido realmente el día que vio Fowey Harbour, un puerto de Cornualles, puesto que le pareció “la puerta a otro mundo”. De hecho, du Maurier hizo lo mismo con Cornualles que Thomas Hardy con Wessex: convertirlo en un territorio literario.
14 de mayo de 1962 – Se publica La naranja mecánica (A Clockwork Orange), de Anthony Burgess. Os sonará la película de 1971, dirigida por Stanley Kubrick. Lo que no sé si sabéis es que la novela está basada en hechos reales. Durante la Segunda Guerra Mundial, Burgess y su mujer, quien se hallaba embarazada, paseaban tranquilamente por Londres cuando fueron asaltados por cuatro soldados estadounidenses, quienes violaron a la mujer y le dieron tal paliza que le provocaron un aborto. Otro factor importante es que la película sigue la versión estadounidense del libro, la cual curiosamente no incluye el último capítulo, en el que el protagonista se regenera y decide canalizar su energía de forma constructiva. Y una última cosa sobre Burgess: siendo joven le diagnosticaron un tumor cerebral incurable y no le dieron más de dos años de vida. Decidió hacerse escritor para que su mujer pudiera vivir de sus libros cuando él faltase. En tan solo un año escribió cinco novelas. Sin embargo, se curó. Es un ejemplo de que la actividad artística puede ser realmente beneficiosa para la salud, ¿verdad?
15 de mayo de 1855 – Walt Whitman registró el título de Hojas de hierba (Leaves of Grass), cuya primera edición salió menos de dos meses después. Whitman siguió escribiendo ese mismo libro toda su vida, pues en cada nueva edición añadía más poemas y corregía los que ya estaban.
15 de mayo de 1886 – Muere Emily Dickinson, extraordinaria poeta estadounidense, cuya ingente obra, salvo cinco poemas (tres de ellos publicados sin firma y otro sin que ella diese su consentimiento), permaneció inédita hasta después de su muerte.
18 de mayo de 1937 – Ernest Heminway regresa a Estados Unidos después de trabajar como reportero en la Guerra Civil Española. Sus artículos al respecto estuvieron apasionadamente en contra del bando fascista. Una vez en su país colaboró en documentales contra Franco y dio el que sería su único discurso oficial, titulado “El fascismo es una mentira”, en el Congreso de Escritores Norteamericanos.
19 de mayo de 1897 – Oscar Wilde sale por fin de la cárcel, donde llevaba dos años por ser homosexual. Su salud empeoró en prisión y fue allí donde escribió De Profundis, una conmovedora carta de 50.000 palabras a su amante, Alfred Douglas.
20 de mayo de 1609 – Se publican por primera vez los sonetos de Shakespeare, todos con la forma del soneto inglés, con estructura de tres serventesios y un pareado final. El soneto “normal”, es decir, el italiano, tiene dos cuartetos y dos tercetos.
22 de mayo de 1859 – Nace Sir Arthur Conan Doyle, escritor británico célebre por su personaje Sherlock Holmes, el detective más famoso del mundo. Conan Doyle también escribió ciencia-ficción y novela histórica. Su gran obsesión fueron las hadas. Os dejo un enlace interesante al respecto, aquí.
25 de mayo de 1803 – Nace Ralph Waldo Emerson, en primavera, como no podía ser de otra forma. Escritor, filósofo y poeta estadounidense, fue gran amigo de Thoreau, de quien os he hablado aquí. A través de sus lecturas de Carlyle conoció el racionalismo y el romanticismo alemán, y también estudio hinduismo. Todo ello le llevó al trascendentalismo, doctrina que propagó a través de la revista The Dial. Esta filosofía proponía basarse en la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de jerarquías o religiones de ningún tipo.
25 de mayo de 1977 – Muere Yevgenia Ginzburg, escritora rusa que fue condenada a un gulag durante dieciocho años y cuya autobiografía es uno de los mejores textos acerca de la vida en estos campos de concentración, pese a que la de Aleksandr Solzhenitsyn sea más conocida.
27 de mayo de 1907 – Nace Rachel Carson, divulgadora estadounidense quien, pese a formarse como bióloga, no pudo ejercer de investigadora a causa de sus dificultades familiares y económicas. A través de su libro de 1962, Primavera silenciosa (Silent Spring), contribuyó a concienciar acerca de la necesidad de un estilo de vida sostenible, denunciando los pesticidas y la industria química. Primavera silenciosa puede considerarse, pues, el primer libro ecologista.
28 de mayo de 1849 – Anne Brontë muere de tuberculosis. La hermana más joven y menos conocida de las genios de Haworth, entre quienes estaban Emily (Cumbres borrascosas) y Charlotte (Jane Eyre), fue sin embargo autora de obras que hoy son consideradas clásicos (Agnes Grey, La inquilina de Wildfell Hall).

El cuadro es de Jean-Baptiste Camille Corot (1845)