Fue cuando obtuve mi carnet de biblioteca que empezó mi vida (Rita Mae Brown)
Mi biblioteca es modesta para osar llamarse con ese nombre tan grandioso, biblioteca, pero llevo creándola desde la primera vez que tuve un libro, casi antes de poseer nada más, y me siento muy orgullosa. Mis libros son mi posesión más valiosa, mi inversión más sabia, mi único amor material. Mis libros son el lastre y la preocupación de cada una de mis mudanzas, pero solo traen alegrías. Son un bien que comparto con cualquiera que desee leerlos, un bien que guardo para mis hijas e hijos, unos volúmenes que solo me pertenecen durante mi experiencia humana pero que luego serán de otra persona, y de otra, y de otra. De primera mano, de segunda, con notas de otros lectores o mías, con marcapáginas…
No recuerdo un solo momento de mi existencia, triste o alegre, en el que no haya habido un libro entre mis manos, en mi mesilla de noche o en mi bolso. Cada uno de ellos con su peculiar tacto y olor, con su propia personalidad.
Creo que la razón por la que amo tanto la vida reside precisamente en todo lo que he leído acerca de ella en los libros, las infinitas posibilidades de ser y de estar que estos me han abierto, la cantidad de interpretaciones de la humanidad que me han ido brindando.
Un pedazo del universo está en mi pequeña biblioteca. Si los coches de Madrid callasen durante un momento se podría escuchar, por ejemplo, la voz cascada de Gloria Fuertes recitando, a Jane Eyre tomando un carruaje o a Henry James dando otra vuelta de tuerca a sus historias. Poseo un pedazo de universo, un bien no inmueble pero inmune a la crisis, millones de páginas repletas de palabras capaces de provocar emociones y de dar abrazos invisibles a quienes las leen.
Libros sobre amantes de los libros que recomiendo encarecidamente: 84 Charing Cross Road de Helene Hanff, Matilda de Roald Dahl, Misterio, emoción y riesgo de Fernando Savater, Leer Lolita en Teherán de Azar Nafisi, El cuento número trece de Diane Setterfield y Un árbol crece en Brooklyn de Betty Smith.
9 comentarios:
Nenaaaa ! Se me ha puesto la piel de gallina , leyendo el Post . Esto sće que es amor verdadero .
yo siempre quise tener una igual , pero , por falta de espacio , la mitad de mis libros estan en casa de mi madre.
Las fotos son preciosas. Porque no pones la segunda como cabecera de tu blog?
Ah! Y la cara de orgullo de la primera foto como diciendo :"je, je : este es mi mundo y estoy en mi propia salsa..." es que no tiene precio !
Jo, qué envidia! (de la guarrona ehhh, para qué escatimar!).
Un beso de abril
Hester, me ha encantado ver las fotos de tu biblioteca, esos estantes repletos de libros que tanto significan para ti.
Maravilloso.
Los libros han formado parte importante de mi vida, me han acompañado siempre y siento hacia ellos un profundo amor. He aprendido y madurado gracias a muchos autores y sus obras.
Me quedo con las recomendaciones que nos haces al final.
Muchos saludos.
Compartimos el mismo sentimiento y amor a los libros. Gracias a ellos y a todas las enseñanzas que nos han dado esos amigos clandestinos que nunca fallan...
apunto alguna de las recomendaciones que aún no he leído, qué casualidad, per ahora mismo estoy leyendo "Un árbol crece en Brooklyn". Buena biblio, sí señora, enhorabuena.
a mi si me parece toda una biblioteca en forma, también me da envidia (de la buena) espero algún día tener una así : )
Mi biblioteca es la habitación más grande de la casa: la de matrimonio.
Incluso el armario empotrado (que también es el mayor de la casa) está lleno de estanterías con libros. Y la última de nuestras ideas ha sido quitar la puerta de ese armario y sustituirla por una estantería con ruedas. Parece un zulo!
“A menudo, es una cuestión de sensibilidad. Los libros que amamos dicen algo sobre nosotros, y sobre nuestros amigos. Explorar la estantería de alguien puede decirte tanto como leer su diario. El camino más rápido a la intimidad no es compartir una cama o un día de fiesta, sino compartir un libro”.
J. Winterson
Me encantan esas fotos. Me dan ganas de "curiosear" en tu intimidad, juas. Una de las cosas que más me fascina es entrar en una biblioteca... Como objeto en sí mismo tiene "algo"... Las casas sin libros o sin discos no me inspiran nada vital.
Algún día donaré toooodos mis libros a alguna biblioteca y "mi vida" será compartida.
Y las mudanzas, uff, lo peor...
Besotes.
He suspirado al ver las fotos de tu biblioteca, y no de envidia, no, si no de comprobar que en la tuya tampoco caben los libros que tienes. ;)
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