viernes, 27 de febrero de 2009

Porque me gusta y me da la gana

Durante un tiempo quise hacerme monja. Luego me di cuenta de que lo que realmente quería ser era lesbiana (Mabel Maney)

Hace poco me tomé un café con una persona aterrorizada por su propio lesbianismo. Ella no se daba cuenta, pero resultaba verdaderamente triste. En cierto modo, me regañaba por ser tan explícita con mi sexualidad en este blog y por decir que tal escritora era lesbiana y tal actriz también. ¿Pero estás segura? ¿Cómo puedes saberlo? No hay pruebas. Su insistencia en silenciar la lesbianidad estaba disfrazada de tolerancia. Si a mí me parece muy bien que una mujer sea lesbiana –me aseguraba- pero es que no deberías ir por ahí desvelando ni tus intimidades ni mucho menos las de otras.

Esta chica que al parecer tiene un código moral tan elevado estuvo engañando a su novio con otra mujer durante dos años, hasta que decidió hacerse “heterosexual del todo” y dejar de “experimentar”.

No es la primera vez que me encuentro con mujeres –heterosexuales y lesbianas- que saltan en cuanto les dices que tal o cual famosa es lesbiana. Sí, ya, ¿cómo lo sabes? Es una cosa extraña, como si pensasen que me lo estoy inventando para validar mi propio lesbianismo, o algo así. Está claro que ayuda mucho cuando una mujer conocida, inteligente y exitosa sale del armario en público, pero vamos a ver, yo a estas alturas no necesito justificar mi rollo bollo poniendo ejemplos ni de la revista Cuore ni del Qué Leer. Creo que el problema lo tienen ellas que deben pensar que solo hay un tipo de lesbiana y que las que yo digo son demasiado guapas o demasiado famosas o demasiado intelectuales para quererse liar con otra mujer, yo qué sé. Y todo esto a veces ni ellas saben que lo piensan, pero sus ¿y tú cómo lo sabes? les salen del alma. Homofobia internalizada. Y además, qué diantres, si digo que alguien es lesbiana le estoy lanzando un piropazo como la copa de un pino. Ole.

¿Es que acaso mi lesbianismo es el centro de mi vida, puesto que tantas veces hablo de ello en este blog? Bueno, depende de cómo lo mires, pero en cierto modo sí. Está claro que soy una tipa normal y corriente, con una familia y unas amistades a las que cuido y que me cuidan, una pareja con la que vivo y a la que amo profundamente, un montón de hobbies y de sueños… vale, hasta ahí, como cualquier otra persona afortunada. Pero desde siempre he sido lesbiana, y cuando digo desde siempre no estoy exagerando, recuerdo enamorarme de niñas desde la guardería… y ello ha marcado todo lo que hago, lo mismo que a otras personas les han marcado otras cosas.

He tenido que buscar mis propios referentes fuera de lo que todo el mundo consumía… De niña nadie me explicó que existía la posibilidad de amar a mujeres, con lo cual nunca entendí del todo qué significaban mis fantasías. En la adolescencia ninguna serie de televisión, ninguna canción, ninguna revista… nada hablaba de (por aquél entonces no había ningún nosotras, no sabía que había más chicas como yo). El colegio donde estudié BUP y COU resultó ser un verdadero infierno (algún día os contaré más detalladamente esa historia). En la universidad todo empezó a ir un poco mejor, con los primeros amores correspondidos y los primeros encuentros con la militancia feminista y con un mundo que yo no sabía que existía. Para mucha gente soy “mi amiga lesbiana”, tengo familiares (menos mal que no los más directos) que nunca me preguntan por mi pareja, con la que vivo, con la que me voy a casar y con la que quiero tener hijos. Es como si yo fuera una soltera permanente, cosa que no estaría mal si fuera cierto, pero es que tengo una novia a la que no quiero invisibilizar. Silencio, silencio, silencio. Heteros, heteros, heteros…

Por eso, claro que sí, no lo niego, me encantan las contadas ocasiones en que, para variar, solo salgo con un grupo de amigas exclusivamente lesbianas, aunque no hablemos de ligues ni de nada por el estilo (o sí). Porque aunque no defino a la gente por su sexualidad resulta un alivio, una bocanada de aire puro, estar con mujeres que de algún modo son de tu mismo planeta y han pasado por experiencias similares a las tuyas.

Y este blog, pues claro, es mi pequeña aportación a la visibilidad. Y además de decir lo que me da la real gana, me materializo en fotos y doy la cara y la palabra, que son todo lo que tengo, porque quiero poner mi pequeño granito de arena a la visibilidad y porque estoy superorgullosa de ser lesbiana, de haber sobrevivido a todo lo que he sobrevivido, de practicar el noble arte de las mujeres que aman a mujeres y de formar parte de una estirpe de damas ilustres cuyos nombres voy a seguir diciendo aunque te parezca que para estar segura de que son sáficas deba presentar una foto de ellas haciendo un cunnilingus, chica. Y es que además yo no tengo nada que esconder y sí mucho, pero que mucho, que mostrar al mundo.

¡Qué ganas tengo de comerme el mundo!

18 comentarios:

dintel dijo...

Bueno, bueno, bueno. ¿Qué comentar a esto? Pues nada, feliz y próspera visibilidad. Y sobre todo, a seguir.

Anónimo dijo...

Ole y ole!!

Anastàsia dijo...

Querida Hester ,
No hay nada mas homofobo que una lesbiana en el armario o mejor dicho una que no se quiere reconocer . Salir o no salir ya lo decidira ella...
A mi me miran mal mis amigas heterosexuales por relacionarme con lesbianas , y las lesbianas , me llaman homofoba .
Diosss...que cruz!
Y yo , mientras tanto , me arrimo a las personas que me aportan algo interesante ...
(perdon por las faltas , no tengo acentos en el teclado )
A seguir bien ...
Muy buena la camiseta . No veas lo que me he reido con ella ...

ConchaOlid dijo...

El miedo a una misma, es tan libre como el orgullo...
Normalmente quien oculta teme. Bien, es respetable, mientras no se señale al que siente diferente sin miedo.
La experiencia de ser "visible" es un acto de cotidianeidad que muchas personas aún no han captado. ¡Lástima!
Besus "comilona"

Ico dijo...

Bravo, bravísimo... en fin, seguro que cuando te cases esos familiares no les quedarán otra que preguntar por tu mujer. Me sucedió a mí, hise un bodorrio por todo lo alto y con toda la familia y no les quedó otra que aceptarlo por las buenas o por las malas. Es así, a veces esos pasos tan pequeños hacen el mundo mas grande. Hay que ver "mi nombre es Harvey Milk" y ver la necesidad de visibilidad que todavía necesita nuestra sociedad. Esa Anita Bryan tan homófoba seguro que era lesbiana reprimida. Besos

Lau... dijo...

Ay, Hester!, como me gustás!!...una escritora tremenda!...tengo casi eso mismos recuerdos de mi infancia. Con 6 a etaba enamorada de mi amiguita Fernanda en silencio...con 8 de Lucrecia, a la que le llevaba flores que arrancaba de los jardines que encontraba camino a su casa. ;)
En el Instituto fue Melisa, que me dejó por un chico, y además perdió una de mis tantas cartasde amor en medio del patio del recreo!...imaginate el revuelo!. Me maltrataron tanto que me fuí de esa microciudad d Argentina en cuanto terminé el último curso.
A los 18 ya estaba en España, pensando que ésto sería diferente, y no.
Aunque afortunadamente, 10 años después la situción en éste pais es bien diferente,aun queda mucho por remar. Lamentablemente muchísimo mas en la mayoría del planeta.

Saludos!
Pásate:http://abrazogigante.blogspot.com/

farala dijo...

ay Hester, me encanta tu militancia, tu lesbianismo, tu mujerismo y tu manera de escribir, hasta me gusta tu manera de comerte el mundo... por enésima vez suscribo tooodo lo que dices

peeeero

últimamente he aprendido a apreciar que unos pocos años en el bollomundo hacen una enorme diferencia. Y haberse movido por el mundo. incluso por el pais. Cosas que "enclosetan": tener de cuarenta pa arriba, tener a la familia cerca, el mundo laboral (a diferencia del estudiantil), vivir en la zona donde te criaste... Lo peor es que no es el caso de la que comentas (que parece relativamente joven) pero aunque me cueste entenderlo y no lo defenderé nunca empiezo a apreciar que, como dice alice en el ultimo capitulo de L (juas!), permanecer en el armario a veces no es un acto de vagueria ni de egoismo, sino simple cuestion de supervivencia

Anónimo dijo...

Queridas Conso y Farala, estoy totalmente de acuerdo en que permanecer en el armario es una elección, y no quería criticar en este post a quienes lo hacen, porque, como tan bien dices, Farala, depende tanto de tu contexto vital... cuando hablo de alguien que es lesbiana nunca hago lo que se llama un outing, hablo de famosas cuyo lesbianismo es vox populi. Lo que realmente me jode es que siempre haya gente tan a la defensiva, saltando cada vez que se menciona la palabra lesbiana.
En un post puse una vez la siguiente cita: "algunas mujeres no se atreven a decir la palabra lesbiana ni aún cuando tienen a una en la boca".
Pues eso ;-)
Besos y gracias a todas por vuestras palabras, que siempre me motivan a seguir escribiendo.

Rosa Silverio dijo...

Maravillosa entrada, Hester.

¡Felicitaciones!

No te imaginas cuánto me ha gustado todo esto.

Si precisamente yo quedé enganchada de este blog por todo lo que nos cuentas aquí, porque eres una voz que no se calla, porque me puedo identificar contigo, porque yo también necesito poder leer o conversar con gente que ha pasado por situaciones que me son cercanas.

Creo que es un asunto de elección personal si alguien quiere hablar públicamente o no de su sexualidad. El que tú lo hagas y nos cuentes tu experiencia por medio de este espacio no te reduce, todo lo contrario, te eleva y nos permite adentrarnos en el universo de una mujer que se asume tal y como es, una mujer inteligente y sensitiva que tiene mucho qué decir, y que de paso es tan generosa que ha abierto esta ventana para que otras mujeres puedan identificarse contigo.

Yo no veo qué tiene de malo que digas que una escritora es o fue lesbiana. No veo porqué para algunas cosas hay que andar con medias tintas y paños tibios, en especial cuando sabemos que en este blog el lesbianismo es uno de los tópicos. Yo he sentido que tú siempre te expresas con naturalidad, valentía y autenticidad, y si la otra persona percibe algo de indiscreción o morbo puedes estar segura de que no proviene de ti, porque eso es lo que menos hay acá.

En mi caso te cuento que yo era una persona sumamente ingenua, de pequeña y en la adolescencia pensaba que uno podía amar a cualquier persona (sin importar su sexo) sin tener que rendir explicaciones o esconderse.

Cuando tenía 17 años besé a una amiga en público y eso escandalizó al chico con el que andábamos. Para mí fue un gesto humano y deseado. Pero a mi amigo no le pareció así y lo que para mí era algo completamente natural pasó a ser algo que podía "ofender" a otros. No lo entendí en ese entonces y hoy todavía no entiendo porqué eso tiene que afectar de esa manera a los demás.

Para mí, una mujer adulta y responsable, que me gusten hombres y mujeres no tiene nada de raro y por eso hablo con naturalidad sobre el tema, y por eso me alegra poder venir acá a leerte, porque dentro de lo mucho que tienes que mostrar al mundo hay cosas que me tocan.

Abrazos.

Olga dijo...

Genial, Hester. Este post no sólo es acertado como siempre, sino -repito- genial.
Me encanta tu rabia contenida -con la que me identifico tanto-, tu desafío a la culpabilidad interiorizada, tu denuncia implacable del heterocentrismo disfrazado de falsa tolerancia, tu reivindicación del orgullo personal mediante una visibilidad sin más estridencias que las justas.
Hace poco, una amiga de mi Ratita (de toda la vida) le dijo "¿Por qué no quitas de tu coche la bandera del arco iris? ¿Necesitas decirle a todo el mundo que te acuestas con mujeres?" Menos mal que no estaba yo allí... porque o le muerdo un ojo, o la machaco con una parrafada como la de tu post.
¡Anda, que no nos queda ná!
Besosss

Anónimo dijo...

Gracias, Olga y Rosa, por vuestras alentadoras palabras, me hacéis sentir orgullosa, pero orgullosa de que gente tan maravillosa como vosotras dos me leáis. ¡Espero estar a la altura! Un beso enorme.

Sandra Sánchez dijo...

Hester, me veo reflejada en muchas cosas de las que cuentas en este post, así que sólo que queda decirte OLÉ POR TI!!!!!!!!!
Saludos!
;)

anonymous dijo...

TE QUIERO TANTO LINDA. UN BRINDIS A LA VISIBILIDAD!

Ave dijo...

Sí, el armario es "una elección". Es una elección cobarde, miserable, tramposa, reductora, castradora, alimentadora de miedos.... Pues vaya "elección". De verdad que estoy hasta las pirindolas y los ovarios y los pelos de la coronilla de que siempre salga la típica salvadora que viene a darte lecciones sobre lo "respetuosa" que es ella y lo muchísimo que sabe de cómo debes comportarte y... a la mierda, hombre, a la mierda. Yo ya tuvo mis experiencias con gente que no dejaba de justificar día sí y día también el armario y lo siento, pero una y no más, Santo Tomás.

Que una ya es vieja y no tengo el chichi pa que venga nadie a decirme si soy "radical" o dejo de serlo.

Besos. Ea.

Hester Prynne dijo...

Jajaja, Ave, la verdad es que estoy cien por cien contigo.

Ave dijo...

"permanecer en el armario a veces no es un acto de vagueria ni de egoismo, sino simple cuestion de supervivencia"

¿En la España de 2009? ¿Mujeres de 30 y 40 años, independientes y con trabajo estable - incluso famosas - permanecen en el armario "por una simple cuestión de supervivencia"? Lo siento, pero no cuela. Que esto no es Jamaica, ni Suráfrica, ni Laos.

Coño ya.

Hester Prynne dijo...

Tienes razón y me gusta ese punto de vista que planteas, Ave. A veces te silencian y lo disfrazan de respeto. NO WAY

Anónimo dijo...

Hola,

acabo de descubrir tu blog gracias a un poema de Amy Lowell?
Tus palabras me parecen muy concretas, individuales y a la vez muy motivantes, me han puesto a reflexionar varias cosas. También tengo una novia que es lesbiana pero yo no, jejeje. Gracias por no dejar de escribir, saludos

Claudia