Todo se cura con agua salada, ya sea en forma de sudor, de lágrimas o de mar (Karen Blixen)
Para hoy, uno de esos aniversarios absurdos pero que a mí me hacen soñar despierta. Este mismo día pero en 1959, es decir, hace exactamente medio siglo, la escritora sureña Carson McCullers (El corazón es un cazador solitario, Reflejos en un ojo dorado, La balada del café triste…) celebró un almuerzo en su casa de Nueva York para que la escritora danesa Karen Blixen, conocida también por su pseudónimo, Isak Dinesen (Siete cuentos góticos, Memorias de África…) –aunque le gustaba que sus amigos la llamasen Tanya- conociera a la actriz Marilyn Monroe.
Esa sería la primera y única vez que Blixen visitaría Nueva York. McCullers era gran admiradora suya, pues tras leer Memorias de África la consideraba, en sus propias palabras, su “amiga imaginaria”. Quedaron a cenar en un restaurante y Blixen le dijo a McCullers que le apetecía conocer a Marilyn Monroe. MacCullers dijo, no hay problema, está en esa mesa de allí. Se levantó y se acerco hasta donde se encontraba sentada la trágica actriz con su marido en aquél momento, el también autor Arthur Miller. La cita quedó acordada.
McCullers no se encontraba bien de salud y ya no solía tener invitados, pero lo planeó todo con sumo cuidado. Sabía que Blixen solo se alimentaba de ostras, uvas blancas y champán, por lo que ordenó a la cocinera que sirviera eso de cena. Ponga también un suflé, que si no los otros invitados van a pensar que hay poca cosa, añadió.
Los Miller recogieron a Dinesen en su coche, con retraso, por supuesto, como solía ser costumbre en Marilyn.
El almuerzo fue todo un éxito y las tres mujeres se llevaron divinamente. Tanya deleitó a los invitados con sus historias keniatas, entre ellas, el día en que mató a su primer león y envió la piel al rey de Dinamarca. Marilyn, por su parte, habló de aquella vez que organizó una cena y, como se le hacía tarde, terminó de cocinar los espaguetis que estaba preparando con su secador de pelo.
Carson puso un disco y sacó a bailar a la rubia actriz. Monroe y ella danzaron sobre la mesa de mármol en la cual habían estado cenando.
Dinesen dijo de Monroe que era como una leona, con una vitalidad sin límites y una inocencia increíble.
Las tres mujeres morirían no mucho después. Karen Blixen y Marilyn Monroe en 1962, de demacración y de sobredosis respectivamente. Carson McCullers lo haría en 1967, de cáncer de mama agravado por sus problemas de corazón.
Pero hoy quiero que os quedéis con tres cosas que no son estos tristes finales. La primera, con una visión más compasiva y cariñosa de una actriz tan denostada como ha sido siempre Marilyn Monroe. La segunda, con el propósito de leer –si no lo habéis hecho ya- las magníficas obras de Carson McCullers y de Isak Dinesen y la tercera y última, con esta foto que nos induce a soñar con un Nueva York glamuroso, unas mujeres mágicas y un mundo en blanco y negro con humo de cigarrillos en filtro largo y jazz de fondo.
15 comentarios:
Me ha ecantado la historia. Y voy a quedarme, tal y como recomiedas, la última foto y todo lo que sugiere.
Waooooo, Hester, me ha gustado mucho.
Pero de donde sacas tiempo para escribir tanto criatura? :)
Mmmmm, querida Hester, ¡qué maravilla de cruce de biografías! No sabía de esa reunión de mujeres, graciasss.
Debo decir que, salvo Memorias de África, no he leído nada de la Dinesen, pero a McCullers y Norma Jean las conozco bien, por sus libros y películas respectivamente.
A Carson Mc Cullers no hace falta "rehabilitarla", ya que es una escritora sobradamente reconocida, pero haces muy bien en rescatar a mi querida Marilyn, a la que siempre he admirado muchísimo, y no por su glamour de rubia explosiva, sino por las cualidades que mencionas y le supieron reconocer esas mujeres, tan intelectuales ellas.
Sospecho que hay más de una "presunta rubia tonta" a la que quizá deberíamos salvar de la quema: Sharon Stone, Kim Basinger... :-)
Besos.
Diana, no es que "saque" tiempo para escribir, es que soy (poquito a poco) escritora. Es para el resto de cosas que hago en la vida para lo que saco tiempo ;-)
Estoy contigo en lo que dices de las rubias, Olga, sin duda.
¡Gracias a todas!
Hago propósito de enmienda y me pongo como deberes leer algo de de Dinensen.
Por cierto, me encanta la cita con la que abres el post, gracias ;)
De Blixen y Mc Cullers he leído algo (aunque no todo) y son dos ecsritoras maravillosas. De Marilyn creo que tuvo la mala suerte de ser hermosa en una época en la cual -aún más que hoy- se consideraba que belleza e inteligencia nunca podían ir juntas en una mujer. Tres hermosas y maravillosas mujeres. Me gustan mucho todas las fotos del post.
Hester, me encanta tu frase "no es que "saque" tiempo para escribir, es que soy (poquito a poco) escritora". Qúé alegría que ya te llames a ti misma escritora, con lo mucho que ha costado llegar. Felicidades, amiga escritora!!!!!
Ha sido gracias a Morgana (su blogroll) que he llegado aquí, y te lo digo desde ya, me quedo. Me han encantado tus historias (la presente inmejorable) los epígrafes (¿se llaman así, esas frases sabias que encabezan el texto?) y todo lo demás
brindo con Ostras, uvas y champaña este descubrimiento!
Me ha encantado este post. Gracias.
Me ha encantado el post! Conocía la historia del encuentro entre estas tres grandes mujeres, pero tu lo narras de maravilla.
Continuaré pasandome por aquí!
Saludos
Sororidad, esa palabra anduvo en mi cabeza mientras leía todo tu post.
Interesantísimo.
He leido a Blixen y me gusta, pero no conocía a McCuller, así que fuí a la biblioteca a buscar "el corazon es un cazador solitario" pero en medio du con un librito delicioso, "Asesinato en la oscuridad" de Margeret Atwood y me he quedado impresionada por la genialidad de esta escritora. No he parado hasta el final ¿ Qué te parece esta autora?
Ico, Margaret Atwood es, sin duda, una de mis escritoras favoritas. No puedo recomendarte una obra suya en concreto porque todas me encantan, la verdad, así que explórala como estás haciendo porque no te vas a arrepentir. Un beso fuerte.
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