Siempre hay un momento en la infancia en que se abre la puerta y se deja pasar al futuro. (Deepak Chopra)
Este año quisiera recuperar la forma de escribir y de leer que tenía de niña, cuando desconocía la existencia de cánones y normas para pertenecer a este o aquél grupo.
Entonces, escogía un libro simplemente porque el título o la portada me atraían, porque conocía a la autora o autor y me gustaba, porque alguien me lo había regalado o porque llevaba toda la vida en casa (una casa repleta de libros en todas las habitaciones y de adultos que leían mucho, es para tomar nota si queremos que nuestros hijos lean) y de pronto mis ávidos ojos reparaban en él.
Qué delicia el olor de las hojas cuando las pasaba a toda velocidad delante de la nariz, la lectura de la contraportada y el abanico de posibilidades que esta desplegaba ante mí, el sentimiento de anticipación trepidante… Recuerdo con mucho cariño la colección de Los Cinco de Enid Blyton (Jorge, Jorge, mi heroína), los intensos libros de la sueca Maria Gripe (en especial La hija del espantapájaros), el mágico Michael Ende (aunque La historia interminable me encantaba y me sentía muy identificada con Bastian Baltasar Bux, sobre todo amaba Jim Botón y Lucas el Maquinista, basándome en el cual mi habitación se convirtió en una isla y dos de mis hermanos en mis súbditos), una versión infantil de la Biblia que mi padre me trajo de uno de sus viajes de negocios, un delicioso Quijote adaptado para niños… Recuerdo leer y leer y a mi madre instándome a que saliese a la calle a jugar un poco… Recuerdo la linterna y una cueva hecha con sábanas…
Sobre todo recuerdo ese placer inocente e inigualable. Ahora leer sigue siendo lo que más me gusta hacer en este mundo, pero es un acto que se me ha contaminado sin yo quererlo, por prejuicios ante tales o cuales autores, por las lecturas obligatorias que he de hacer por trabajo, por ese análisis académico que hago ante todo libro que compro o leo.
A la hora de escribir me pasa un poco lo mismo. Recuerdo que en los recreos mi amiga Cristina y yo llevábamos cuadernos y escribíamos lo que llamábamos “novelas”. Siempre poníamos un título con letras de colores y un dibujo en la portada. Luego el índice y ya después la historia, cuyos capítulos se titulaban de forma rimbombante y siempre culminaban en una ilustración coloreada con plastidecor o rotuladores carioca… Los personajes tenían nombres extraños como Calpurnia. Me viene a la cabeza una de mis novelas: un matrimonio tiene una hija y cuando van de excursión por el bosque la niña se cae del coche y la crían unos duendes que se la encuentran. Luego no recuerdo qué más pasaba, pero al final, obviamente, se reencontraba con sus padres. ¡Lo que daría por recuperar alguno de aquellos cuadernos!
Ahora, cuando me pongo a escribir, examino demasiado si tal o cual cosa tiene credibilidad, me fijo en el estilo, en tantas cosas que me frenan y aguan la fiesta de mi inspiración… No quiero decir con esto que no haya que revisar lo escrito, corregir y todo eso, pero de alguna manera quisiera ser tan equilibrada como cuando era niña.
Eso es, lo que me pasa es que cuando era niña era mucho más madura que ahora, en la treintena.
Mi propósito para 2009 es volver a disfrutar de la vida como lo hacía con mi bocadillo de nocilla en una mano, un libro de Barco de Vapor en la otra y toda una tarde de domingo por delante.
13 comentarios:
Jim Boton y Lucas el maquinista!!!!! hace poco hablé de este libro con unas amigas y no lo conocían.Les dije que lo leyeran aunque fuera ahora. La de veces que lo leí, copié sus dibujos... Uno de los libros que más recuerdo, uno de muchos que hicieron que me ganara el apodo de Alicia en el país de las maravillas. Gracias por recordármelo.
Las técnicas de escritura son importantes, pero estas juntos con todo lo que has leído y vivido deben fluir de una manera natural, sin ser una límitación. Seguro que lo consigues, sobretodo cuando ni te acuerdes de ello. Feliz año nuevo!!!
¡¡Qué tiempos!!. Yo también me empollé María Gripe, Torres de Mallory, los Tres Investigadores. los Cinco... Me pregunto qué leen los niños de ahora.
Me parece un bonito propósito para este año, volver a leer como cuando se es niño, simplemente movida por la curiosidad. Qué simple y qué complicado ¿no?
Ay, Hester, qué identificada me siento con lo que tú sientes... Es verdad, tiene la infancia un equilibrio interno que una vez crecí se me trastocó por otro no tan equilibrado, ni mucho menos tan propio como aquel. Los equilibrios de ahora son a fuerza de eso, de racionalizar las situaciones.
Conecto también con tu propósito de escritura más libre de prejuicios... me he comprado 4 libretas con esa intención: volver a escribir de un tirón, como cuando niña.
Preciosas las imágenes...
Besos.
Qué post más lindo y qué buenas intenciones...
Un beso.
una de las cosas de mi infancia que recuerdo con más cariño son mis siestas de lectura
claro que yo no tengo tu problema a la hora de escribir ;-) sigo haciéndolo como cuando era niña, cuarenta años después...
besos!
Bien por tu propósito, aunque leida desde aqui te aseguro que sigues siendo tan auténtica como cuando eras pequeña, eres lo mas hester prynne
No cuesta mucho domar el academicismo de tal manera que permanezca sentado a tu lado mientras lees sin que distorsione tu lectura.
Mis inicios como lectora no han sido muy diferentes a los tuyos. Empecé con Los Cinco, Los Tres invesigadores, Puck y tira para adelante. También fabricaba cuevas entre sábanas y leía y leía. Además, tuve la ventaja que con dormir poco ya tenía suficiente y recuerdo muchas noches abrir la luz a las tres o a las cuatro y leer hasta que venían a despertarme.
Ahora sigo leyendo igual, tengo mis chuches, o mis pipas, o mi manzana, o un bocata de nocilla, y mi cocacola, o mi cervecita o mi vino, sigo levantándome muchas veces a la misma hora para hacer lo mismo, y sigo leyendo todo lo que me apetece, por título, por oídas, o sencillamente porque es uno de mis autores de culto.
Leo en los transportes públicos, esperando a alguien, en casa, mientras cocino, en la cama, aquí, delante del ordenador... Y leer, es una de las cosas que más me gustan en la vida.
Creo que no soy "victoriana" aunque sí, lectora.
la lectura siempre fu muy importante en mi vida, y además me unía muchísimo a mi madre, era nuestro tema favorito, aburríamos a toda la familia, jajajaa.
Los Cinco!! no se cuántas veces me los leí, tenía todos, heredados de mis tatos, ay ese personaje de Jorge, y esos emparedados y sopas de tomate... Barco de vapor, alfaguara... devoraba libros, y sí, es cierto, de vez en cuando recuperar esa inocencia lectora no estaría mal... Vamos, en la lectura y en todo...
Yo tambien disfruté de libros como esos, de bocadillos de nocilla, de un barco de vapor incombustible y de largas tardes de aventura... Ahora hago otras lecturas, pero la primera del año ha sido "Momo" de M. Ende, y he revivido esos momentos que tú has recordado.
¡ Qué casualidad yo también escribía con mis amigas en el colegio historias que nos intercambiábamos, claro que la nuestra era en plan romántico, nuestras segundas lecturas después de los tebeos y "los cincos " corin tellado, que hoy considero infumable, claro que era otra generación. A mi también me paraliza lo perfeccionista que puedo llegar a ser, siempre corrigiendo el estilo o intentando, como tú de que sea creible, por lo que cuando en fin de año brindé con las amigas uno de mis tres deseos fue acabar el libro. Al menos lo he empezado.
Saludos desde las Palmas, fue tu prima Mari José quien me habló de ti y de tu fantástico blog. He comenzado uno, todavía está en pañales pero ahí va, échale un ojo a ver que te parece se llama "laprofesorachifada.blogspot.com"
Hola! Me parece a mi también un buen propósito. Yo me he propuesto algo parecido: disfrutar de las cosas como cuando era pequeña, especialmente del tiempo, que me parecía eterno. Y quiero montar escenas sexuales de roles de niñ*s. Creo que una de las claves para disfrutar la vida y ser feliz es no perder ese sentido de inmediatez, de asombro e ilusión que tenemos las niñas.
Todo eso es cierto, te recuerdo perfectamente así. Pero también es verdad que cada vez escribes mejor: la lectura enriquece, pero las experiencias de la vida mucho más.
Un besazo, Audrey
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