viernes, 9 de enero de 2009

Gratitud

La gratitud silenciosa no sirve de nada (Gladys Bronwyn Stern)

En Madrid la gente no está acostumbrada a que nieve así. Por esta época suelen caer unos cuantos copos finos que enseguida pisotean los transeúntes, convirtiéndolos así en un barro gris y resbaladizo. Esto es otra cosa. Los copos caen como si formásemos parte de una tarjeta navideña o de un plató de televisión. ¡Qué bonito! Y pese al tráfico que agua la fiesta a tantos, por la calle no paro de encontrarme a adultos que esta mañana se han puesto la cara de cuando eran niños. Hasta mi gestora, a quien he ido a llevarle unos papeles hace un rato, estaba en la puerta de su oficina lanzándose bolas de nieve con su secretaria. Aquí no sabemos caminar por la nieve y vamos con cuidado, pasito a pasito, con nuestros zapatos inconvenientes y nuestra expresión de novedad incrédula. De vez en cuando se oye a alguien que se cae, las risas de sus acompañantes y la exclamación de algún viejito asustado que no sabe si resguardarse en el bar o seguir su camino.

Además, es viernes, y eso añade unas cuantas carcajadas de más a este regalo del cielo.

Qué afortunada soy. No entiendo por qué yo soy tan afortunada y otras personas tienen que vivir vidas miserables. Por qué yo estoy sana, tengo una familia que me quiere, amistades maravillosas, un techo, comida y duermo todas las noches abrazada a mi amor. Por qué si quiero un libro me lo compro y si nieva me alegro. Por qué en verano puedo arañar unos días e irme a la playa, por qué en otoño bebo café mientras miro cómo caen las hojas de los árboles. Por qué todo esto mientras al mismo tiempo, al otro lado del Mediterráneo, a uno le despiertan las bombas y las metralletas, al otro lado del Estrecho, el hambre y otras guerras, al otro lado de la calle la hostia de un marido violento… sumo y sigo.

La vida, esta casualidad azarosa que a mí me pone aquí y a ti allí. Qué pocas veces nos acordamos de sentirnos afortunadas, qué desequilibrada está la balanza de nuestras quejas y nuestras dichas. Me encantaría que todo el mundo, al despertar y ver la nieve, saliese a tirarse unas bolas con los amigos. Como esto no es posible, y hay quien tiene frío, miedo o los bolsillos vacíos, quienes sí que tenemos esa posibilidad podríamos proponernos valorarlo mucho más, dejar los mohines a un lado y emplear toda la energía que tenemos en aportar nuestro granito de arena –o nuestro copito de nieve- en cambiar un poco el mundo (o nuestro barrio, o lo que sea).

Gracias a la vida, que me ha dado tanto…

Lo que estoy viendo desde mi ventana ahora mismo

13 comentarios:

Soledad dijo...

yo estoy loca (como diría mi hija) o en tu blog nieva?

besos

Anónimo dijo...

Jaja... nieva, nieva... nieva en todas partes :-)

Soledad dijo...

qué belleza, adoro la nieve!! que la disfrutes

Hormiga rebelde dijo...

Me encanta la nieve, y no sabes que ilusión me ha hecho ver esa imagen de tu ventana.
La nieve hace todo bonito.
Gracias por retransmitirme una escena de Madrid con nieve hoy me ha costado estar lejos, aunque he sonreido cada vez que me he acordado de mi ciudad nevada.
Un abrazo hormigable!!

Olga dijo...

Juiciosa como siempre, Hester. A mí también me gusta la nieve. Debe ser porque nací en el norte de Europa, uno de los inviernos más fríos del siglo XX... :-)

Y a tu cita de Mercedes Sosa, añado una de Silvio Rodríguez:

"...y quiero que me perdonen,
en este día, los muertos
de mi felicidad"...

Muakas

farala dijo...

qué hermoso post, aunque ultimamente ya no necesito que me recuerden lo afortunada que soy (somos),
que hermosa la nieve en tu blog,
cómo me reí ayer recordando tus palabras cuando caminaba a pasitos cortos y con mis zapatos inconvenientes por las calles de madrid
qué felicidad aquí y que asco en otros sitios, mañana mani ¿kedamos?...

farala dijo...

oye y que qué guapa (e irreconocible) la chica de tu blog
y que qué buena la canción
y que besos a las dos...

Grieguis dijo...

Mira como son las cosas, yo no sabia que en Madrid no nevaba, pero leyéndolas me enteré y las veo sorprendidas. Todos los días se aprende algo nuevo sin duda.

yo también estoy loca??? acá esta nevando!!!!!


Pdta: GRacias a la vida es de Violeta Parra (para Olga C.)

Abrazos cálidos desde Buenos Aires en donde nos ahogamos de calor!!!!

maslama dijo...

hola hester;
bonita foto, y bonito post.. está bien parar de vez en cuando y recordar todo lo que nos regala la vida :)

besos,

Mireia dijo...

está muy bien que seas consciente de tu felicidad

pikaia dijo...

madre mía la que se armó el viernes en Madrid... como que no pude ir en autobús porque habían suspendido todas las salidas hasta allá por la nieve! Siempre me quedará el tren, pensé, y así fue como alcancé mi destino. Eso sí, tardé 7 horitas (que bien merecieron la pena!) :)
(¿qué pasó el domingo? ¡¡¡mira que no venir a la mani!!!)
Un abrazote
PD. yo tampoco pude resistirme y sacar foto desde mi ventana, jeje.

dintel dijo...

Esa sensación de ser afortunada también la tengo yo y no estoy para nada en la misma situación que tú. Supongo que es cuestión de sentirse bien con una misma.

Anuskirrum dijo...

Coincido con Dintel, que estar bien con uno mismo facilita el dia a dia y evita la polémica interior.
Por otra parte Hester, decirte que a mi la nieve, que este año ha jugado en casa, hizo esforzar gratamente mi memoria y que estoy de acuerdo contigo en que debemos valorar lo que tenemos, y sobretodo lo que no tenemos.

Me gusta tu blog
volveré
Un saludo de Ana