
Halloween no es inocente, pues tiene un trasfondo de ocultismo y de otros tipos de corrientes que dejan su huella de anticristianismo (Joan María Canals, Conferencia Episcopal Española)
Siempre me han encantado las fiestas, sean estas por el motivo que sean, siempre que no enemisten a la gente y hagan que nos lo pasemos bien, pero es que desde que ayer la cansina y meticona iglesia católica advirtió del “transfondo de ocultismo” de Halloween y recomendó a los padres que encauzasen “la fiesta de Halloween hacia lo bueno y no fomentar el terror y la muerte”, la noche de Todos los Santos se ha convertido en mi holiday favorita. La iglesia añade que los niños “se disfrazan de brujas, vampiros, fantasmas, con máscaras de cadáveres, esqueletos. Los padres favorecen este tipo de fiesta y que jueguen con elementos de muerte”.
Quizá tengan razón, quizá los niños deban pues, inspirarse en la Biblia para sus disfraces, ya que no fomenta “el terror y la muerte”, como ellos dicen que Halloween hace. Veamos algunos ejemplos:
-Disfraz de Noé, quien, junto a su familia, fue el único superviviente del diluvio universal que mandó dios y con el que se cargó a toda la humanidad.
-Disfraz de Abraham, que casi sacrifica a su hijo por orden divina.
-Disfraz de San Juan Bautista, decapitado.
-Disfraz de Herodes, que mató a todos los niños menores de dos años.
-Disfraz de Cristo, que murió torturado, clavado durante horas y horas a una cruz.
No voy a seguir porque se me ocurren miles de ejemplos mucho más terroríficos que una bruja, un vampiro o un fantasma.
Además, ¿cómo va Halloween a ser anticristiano, si es una festividad que se remonta a 300 años antes de Cristo? Proviene de los celtas. Fueron los irlandeses quienes la llevaron a Estados Unidos cuando emigraron en masa en el siglo XIX.
Lo que pasa es que a la iglesia católica le jode perder el poder que tenía en estas fiestas. Le jode que la gente se divierta disfrazándose, yendo a fiestas, comiendo caramelos y viendo pelis de miedo con un bol a rebosar de palomitas. Quieren que vayamos a llorar a los cementerios y a rezar a misa.
Yo por mi parte voy a honrar a mis muertos viviendo la vida, riéndome, llevando a mis sobrinos disfrazados de monstruos a un cuentacuentos de historias de miedo y decorando mi casa con esqueletos y calabazas. Para que se fastidien.
Feliz Halloween, os dejo un regalito: