jueves, 8 de abril de 2010

Ladrones con corbata que van a morir algún día

La política es el arte de servirse de las personas haciéndoles creer que se les sirve a ellas (Louis Dumur).

No es cierto eso de que ante la muerte somos todos iguales, que no me vengan con tonterías. Sin embargo, estoy de acuerdo con Jorge Manrique en que a la hora de la guadaña poco importa que hayas sido rico o pobre. El grado de putrefacción de tu cadáver tiene más que ver con la estela que tus actos hayan dejado en el mundo de los vivos. No estoy hablando de ir al cielo ni de castigos divinos, que de eso ni yo ni nadie sabemos nada, aunque los de la sotana y la casilla en la declaración de la renta se empeñen en asegurar que son expertos en la materia. No, no estoy hablando de religión sino de legado.
Las personas tan solo somos conocedoras de lo humano, pues lo demás o no existe o nos está vetado. Por tanto, incluso la muerte nos interesa únicamente desde la perspectiva de la vida, pues cualquier otro punto de vista nos resulta inalcanzable.
Así pues, cuando yo muera, ¿qué quedará de mí en la vida? ¿A cuántas personas habrá afectado, para bien o para mal, mi existencia? ¿Habré conseguido ser, como es mi objetivo, creadora y no destructora? Es en este sentido que me importa el presente, el futuro y la posteridad.
Hay personas que esto no lo ven y se empeñan en ponerse las gafas del aquí y ahora. Del aquí, porque solo piensan en sí mismos y no en el efecto que sus actos tienen en los demás y del ahora porque no hacen otra cosa que valorar lo que en el fondo no vale nada: la fama aunque sea mala, el dinero aunque sea robado, el poder aunque lo hayan obtenido a costa del dolor de otros.
Así es que ante la muerte no somos todos iguales, ¡de ninguna manera! Todos criaremos malvas, por supuesto, pero cuando se detengan los relojes a los voraces gusanos poco les importará un billete, un crucifijo o un cetro.

Viñeta de Quino

7 comentarios:

La Maga dijo...

Y también somos desconocedores de todas las vidas que rozamos, cambiamos, impactamos. Como una multiplicación geométrica infinita, el sello de nuestra existencia queda grabado en los otros. Somos un telar inmemorial, profundamente entramado, unos a otros, con consciencia y sin ella.

((... ... ...))

Morgana dijo...

qué desgana, la verdad. Son capaces de hacerme creer que esto es imposible cambiarlo...

Un saludo.

Anónimo dijo...

A mi no me importa mi legado. Me refiero a que no me importa si influyo mucho o poco, si mi legado sera grande o pequeño, a mi lo que me importa es por ejemplo que este prado se vea verde y florido, si no lo esta lo riego y planto flores, si lo esta lo disfruto alegremente.

Del mismo modo, hay otra gente con otros valores e intereses diferentes a los mios que no es tampoco que no vean lo que señalas sino que es que no les importa. Y es que hay personas que, sin más, encuentran sentido a sus vidas en, por ejemplo, el fragor de la batalla por el poder. Se sienten vivos batallando y se entusiasman ganando, etcétera. Otras personas encuentran sentido a sus vidas en el placer, en el suyo, viven para pasarlo bien e intentando pasarlo bien.

También hay personas que sí que viven pensando en dejar una huella importante que perdure, de hecho, pueden incluso considerar que su vida tendrá sentido sólo en la medida que logren labrarse un nombre que perdure en el recuerdo de generaciones futuras. Pero esto no necesariamente se logra siendo buena gente y no necesariamente significa que lo buscaran siendo especialmente bondadosos. De hecho, recordamos a muchísima gente no por ser especialmente buena, tampoco por ser especialmente mala, sino por su creatividad excepcional, por alguna hazaña, por su gran influencia, por haber estado en el lugar preciso en el momento preciso, por sus extravagancias, por haber sido los primeros en algo.

No sé a qué ha venido todo esto, simplemente te he leido y de algún modo tu reflexión me ha recordado viejas creencias mías y creo que me he dedicado a rebatirmelas.

Bss

Osbi

farala dijo...

me ha impactado eso de "el grado de putrefacción de tu cadáver tiene más que ver con la estela que tus actos hayan dejado en el mundo de los vivos" qué gran verdad. (cada vez tengo más claro que quiero que me incineren!!!)


(¿te has fijado ahí, a a derecha, el cabezón que tiene vuestro bebé??)

Mi taller Manual dijo...

Hola!Pasaba por aqui para invitate a participar en mi sorteo. Mi blog: mitallermanual.blogspot.com
Saludoss

PATSY SCOTT dijo...

He pensado en el multitudinario entierro del presidente polaco y toda la plana mayor. Tenía un escaso 30% de apoyo antes de morir - y aún entendiendo el impacto de un accidente de este tipo y del simbolismo de ir a conmemorar otro evento de resultado parecido (aunque intencionado) - la conmoción por su muerte parece haber afectado a todo el mundo y se lo enterrará junto a los reyes y héroes polacos.
En los entierros los curas se inventan siempre al difunto, hablando de alguien desconocido y que en nada suele parecerse a la persona que fue en vida.
La muerte como expiación.

dintel dijo...

Bueno, creo que una vez halla llegado, importará bien poco todo.