jueves, 26 de noviembre de 2009

Tristes armarios del odio a una misma

Mi lesbianismo es un acto de caridad cristiana. Como hay tantas mujeres por ahí rezando para conseguir hombres, yo les he cedido aquellos que me correspondían a mí (Rita Mae Brown).

Últimamente, los armarios me traen por la calle de la amargura. Conozco a varias personas que viven en España, como yo, y que ocultan su lesbianismo ante las personas más cercanas a ellas: mujeres en trabajos en los que la mayoría de ellas son bollos y nadie lo dice por temor a los hombres que también trabajan allí. Mujeres casadas con hombres y con una vida lésbica oculta. Parejas de mujeres que llevan años juntas y nadie sabe que son pareja (o mejor dicho, nadie lo habla, aunque todos lo intuyen). Mujeres que se inventan un marido cuando lo que tienen es una mujer. Mujeres con hijos que niegan a la otra madre de sus criaturas en ciertos ámbitos. Mujeres con una existencia sáfica superactiva online y que en la vida real fingen ser heterosexuales. Mujeres que ríen las gracias homófobas de sus compañeros de trabajo mientras se hieren por dentro. Mujeres que viajan a otras provincias para buscar lo que en la suya no se atreven a experimentar. Mujeres que siguen diciendo que no son lesbianas, que solo aman a tal mujer en concreto... Podría continuar infinitamente.
Cuando le digo que no lo entiendo, mi bruja siempre se enfada mucho y me pide que no juzgue a los demás. Creo que a ella, en su bondad infinita (el rasgo de su personalidad que más enamorada me tiene), es mucho más capaz que yo de ponerse en el lugar de las demás, de comprender sus miedos y sus vergüenzas a pesar de que ella no los tiene y de que ella no le oculta absolutamente a nadie que está casada conmigo (ni siquiera a su abuela de noventa y cinco años, sentada en primera fila en nuestra boda). Quiero intentar ser más comprensiva, pero al mismo tiempo deseo que las lesbianas seamos más valientes y demos la cara para no lentificar aún más la consecución de nuestros derechos.
He empezado este post diciendo que “conozco a varias personas que viven en España…”. He mencionado el país a propósito: aquí el matrimonio jurídico, con iguales requisitos y efectos que los existentes para las personas heterosexuales, está reconocido por ley desde el año 2005, como bien recordamos todo el colectivo LGTBQ de estas tierras. Esto significa que tenemos los mismos derechos y que por fin no somos una ciudadanía de segunda, es decir, personas que deben pagar los impuestos y acatar las leyes como todo el mundo pero que no son tratadas como todo el mundo. Al menos legislativamente hablando, porque socialmente, como indica esta entrada y como bien sabemos, es otro cantar.
A día de hoy, tan solo hay siete países donde el matrimonio homosexual está reconocido jurídicamente. Por orden de legalización, son los Países Bajos (2001), Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009) y Suecia (2009). Además, es legal también en seis estados de los cincuenta que tiene Estados Unidos: Massachusetts (2004), Connecticut (2008), Iowa (2009), Vermont (2009), Maine (2009, aunque la medida no ha entrado en vigor aún por la oposición de los conservadores) y New Hampshire (donde entrará en vigor en 2010). Recordemos que en el estado de California, donde antes era legal, la famosa proposition 8 enmendó la Constitución con el fin de que el matrimonio solo pudiera constituirse entre un hombre y una mujer, anulando así cientos de casamientos que ya se habían celebrado.
Y si doy estos datos es porque quiero resaltar el hecho de que, con lo grande que es el mundo, nos contamos entre las pocas lesbianas del planeta que podemos ejercer todos nuestros derechos civiles. No deseo entrometerme en los motivos por los que las lesbianas están en el armario en otros países donde sus prácticas son ilegales o alegales, pero la ocultación aquí es otro cantar.
Por eso no entiendo eso de estar en el armario en España, sinceramente, no lo entiendo aunque lo he intentado. Me explican que en sus trabajos hay mucha homofobia, que temen el acoso laboral o el desprecio de sus compañeros. Me explican que sus familias son muy conservadoras, que temen perderlas. Yo sé que hay entornos laborales realmente duros, soy plenamente consciente de ello. Y permanecerán así si nosotras no damos la cara. También comprendo que las situaciones en las familias pueden ser complicadas, pero conozco más casos en las que estas sorprenden para bien –muchas madres o padres prefieren abrir la mente antes de perder a sus hijas para siempre, que es lo que termina ocurriendo si no las quieren tal y como son- que en las que rechazan sus opciones. Y si esto último sucede, quizá ya va siendo hora de alejarnos de gente tan perjudicial en nuestra vida. Sí, es más fácil decirlo que hacerlo y en ocasiones hay una gran dependencia psicológica o bien nos ahogamos en la culpabilidad, pero pensemos que solo se vive una vez, decidamos de veras lo que queremos hacer con la única vida que tenemos (a no ser que exista dios o la reencarnación, pero eso no lo sabemos, así que por si acaso). Con respecto a quienes incluso se lo ocultan a sus amistades, lo mismo, ¿no estaréis infravalorando a esas personas al pensar que son tan intransigentes? Y si lo son, ¿de veras queréis ser amigas de alguien así? Otra excusa es: es que tu vives en una gran ciudad (Madrid) pero yo vivo en un pueblo o en una provincia pequeña… igualmente respaldada por las leyes, amigas, igualmente. Yo me he casado en un pueblo de Ávila (en su mayoría una provincia conservadora) de cien habitantes, a los cuales invitamos a unas cañas en el único bar al salir del ayuntamiento. No hubo ningún problema, sino todo lo contrario, generosidad a destajo y sonrisas.
Pero la verdad es que no me lo trago, no señoras (y que me perdone mi bruja). Estar en el armario en estos tiempos y en este país, por mucha excusa relacionada con el trabajo, la familia, las amistades o la localidad donde una resida, solo tiene que ver con una cosa: la homofobia internalizada. A veces es inconsciente y otras nos damos cuenta de ella, pero el caso es que las lesbianas en el armario sienten, aunque su razón les diga lo contrario, que lo que son no está bien. La homofobia internalizada es una forma de autocastigo cuya raíz son los prejuicios que nos rodean. Estos pueden ser obvios –insultos, comentarios, rechazo- o indirectos –la escasez de libros y películas de temática LGTBQ, etc.-, pero nos hacen sentir envidia hacia los privilegios que la sociedad heterosexista concede a las parejas de distinto sexo. Como lo que sentimos y deseamos es denostado y no coincide con la realidad diaria, acabamos asimilando ideas erróneas sobre lo bueno y lo malo, lo natural y lo antinatural, que llenan nuestra vida de angustia y de complejos.
Ideas erróneas, recordad, ideas erróneas. No es fácil ser valiente, pero es más difícil vivir la vida ocultando y denigrando lo que una es. Las excusas, al cajón de los lastres. Y los días que nos quedan en esta tierra, con la cabeza alta y el corazón libre.

25 comentarios:

Candela dijo...

Estoy contigo en la coherencia entre lo que eres y lo que demuestras ser, sobre todo cuando no hay motivos "legales" para la incoherencia. Pero también estoy con tu mujer en el respeto a otras mujeres, a otras personas que nos parecen incoherentes, porque en el mundo no todo es blanco ni es negro. La coherencia puede ser gris, o verde... (ej.: hay mujeres que se enamoraron o se sintieron atraídas solamente por 1 mujer y por 10 hombres... fueron coherentes y estuvieron con 1 mujer y 10 hombres. ¿Permitiríamos en nuestra concepción de la coherencia que se autodenominaran lesbianas? ¿preferiríamos pensar que jugaron a ser lesbianas con aquella mujer? Bruge prefiere no juzgar y yo admiro esa bondad suya).

Lorena dijo...

Estás en lo cierto. Conozco a varias amigas mías que viven en la sombra. Sólo al estar en su piel se puede comprender ese sufrimiento que viven...pero salir o no salir es una elección, ¿igualmente dolorosa? Un besazo

Anónimo dijo...

Ooooooolé.
De verdad, me dan ganas de irme por hay a dar saltos!!! Como cuando encuentras a alguien que piensa como tú y se te abre el recoveco de la libertad porque sí.

A mi no me achanta nadie... solo una persona mi pareja que aún sigue armarizada y a veces incluso me recrimina el ser excesivamente cariñosa... incluso en lugares más abiertos como el núcleo habitual :(

Supongo que será un proceso, y no me queda otra que respetarlo aunque me entristezca. Pero cada día deseo con más fuerza poder expresar lo que soy en libertad, compartirlo, hacerlo visible desde la normalidad más absoluta.

Gracias por cada post!

-tak-

Hester Prynne dijo...

Candela, yo también la admiro. No obstante, me he explicado mal. Yo no quería decir que todas las mujeres que han estado con mujeres obligatoriamente tengan que autodenominarse "lesbianas". Cada una se llama el nombre que le dé la gana. Lo que me refería es cierto tipo de chicas que no se llaman "lesbianas" a sí mismas porque les parece un insulto. Igual que esas que tienen miedo de "parecer lesbianas", ¡como si existiese un look hetero que fuera mucho mejor!
Lorena, estás muy en lo cierto, es completamente una elección (dolorosísima).
Gracias a ti, tak (¿o con "tak" me estás dando las gracias en escandinavo?). Ojalá tu pareja encuentre pronto el valor para que llevéis una vida abierta. ¡Suerte!

Arlene Escarlata dijo...

Después de leer el post de Candela en su blog... TENIA QUE VENIR!! La curiosidad mató al gato!! jajajaja

Tema peliagudo el que tratas!

Yo conozco casos de mujeres completamente fuera y otros con el armario con las puertas abiertas para entrar y salir a su antojo.

A mi personalmente no me molesta ninguna de las dos posturas. La verdad es que no conozco a nadie que esté totalmente armarizada, así que no tengo vivencias cercanas al respecto y me abstengo de opinar.

Me parece estupendo que cada una haga lo que quiera, siempre y cuando no haga daño a nadie. Por experiencia propia se lo que duele el que te nieguen... y eso ya no está tan bien (aunque somos mayorcitas y según te niegan tú puedes mandar al carajo!)

En fin, no me enrollo más. Creo que estoy con tu mujer en lo de respetar al resto... aunque sería estupendo que no existieran armarios :)

Pena Mexicana dijo...

Pues yo también he llegado por haber leído a Candela :)
En mi país no está reconocido el matrimonio homosexual y hay homofobias de todos los grados y para todos los (dis)gustos, con lo que seguir en el armario es altamente comprensible, sobre todo para los chicos porque se llevan la peor parte. Las mujeres, como somos invisibles para tantas cosas, tenemos muchas más "facilidades". Yo nunca oculté a mis parejas, nunca me corté para las demostraciones de afecto, en mi familia no tuve reacciones adversas... alguien habló mal de mi, estoy segura, pero era gente que no me importaba. Salí ilesa de la experiencia de ser todo lo visible que me permitía mi manera de ser, sin embargo conozco muchas chicas que nunca salieron del armario y las respeté, aunque aprendí que el miedo magnifica las posibles reacciones de la gente. Cuando sea grande, quiero ser como tu bruja. Me encantaría conseguir ser tan empática como ella, menudo lujo.

Ay, que no es facil! dijo...

En mi caso, vivo fuera del armario pero cada vez que por ejemplo cambio de curro me cuesta dios y ayuda y mucho tiempo atreverme a vencer mi timidez, mi miedo a la gente, mi miedo a no gustar, mi miedo a las criticas. Desde estos miedos e inseguridades dar a conocer que soy lesbiana no es precisamente facil.

Y es que nosotras no vivimos en una sociedad terriblemente homofoba pero nos damos cuenta de cuando nos estamos adentrarno en un entorno heterosexista donde es posible desde un cierto grado de homofobia a elevados grados de homofobia.

Mostrarse cual hetero esta al alcance de cualquiera, mostrarse cual lesbiana implica atreverse, y para atreverse es preciso que una se crea capaz de enfrentar todo aquello jodido (el rechazo, las burlas, los insultos, la marginzacion, el cotilleo, las agresiones, etcetera) que en ese contexto concreto pudiera sucederle por bollera, dependera del entorno. No tod*s vamos sobrados de autoestima. A mi, fijate, se me acelera el corazon ya solo de imaginarme como centro de uno de esos silencios incomodos que pueden producirse tras mostrarte cual lesbiana!. Y no es este un mundo que te ponga sencillo que vayas sobrada de autoestima (y precisamente ser lesbiana y ser mujer son dos de esas cosas que propician que vivas situaciones que no favorecen una buena autoestima).

Mármara dijo...

Es que, los lastres, todos, no sólo éste son muy difíciles de soltar. Hace falta mucho curro interno, mucho planteamiento vital, y mucho valor para hacerse cargo de la propia vida. Y ya, si se trata de visibilizar la sexualidad, en un mundo heterocentrista y patriarcal, para qué hablar.
Confío en ue las generacions venideras puedan, no deshacerse de estos lastres sino, directamente, no adquirirlos.

Candela dijo...

Hester, entendí tu intención porque la expresaste muy bien (como siempre), pero me acordé de cosas... esas que luego escribí. A veces por muy visible que te muestres por mucho que no tengas miedo, te encuentras con que no eres bienvenida. Me ha pasado sólo cuando no me conocen, como en aquella ocasión... o como en algunas reacciones cuando he escrito al respecto en mi blog, que alguien que no me conoce se ha atrevido a llamarme cobarde (pero por detrás, no de frente)... quizás, tal vez sea cobarde para muchas cosas, pero no para esto. No fue realmente por ti (pero sí a sugerencia de tu post) por lo que escribí. Te admiro.

diley dijo...

Hester, yo pienso igual que tú, no hay excusas en las que esconderse.. Les debemos a nuestras antecesoras seguir su lucha y hacer valer los derechos conseguidos. Normalizar.. no tener miedo ¿a qué, a quién? ir con desparpajo con por la vida.. somos nosotras las envidiadas

Anónimo dijo...

Yo creo que es sólo cuestión de equilibrio. Y de la misma manera que a unos les gusta más el rojo y a otros el negro, o a unas los hombres y otras las mujeres... también, cada uno de los individuos que habitamos este planeta, podemos sentir diferente. Y al final todo se resume en colocar pequeñas pesas a los dos lados de una balanza, y ver quién gana... Lo mejor es que no está anclado, es dinámico, la situació también pesa... y hay un momento para cada cosa,siempre que nos haga bien ("gobalmente" bien). En cualquier caso, la libertad de escoger es un derecho, ¿verdad?

Por supesto, sería ideal no tener ni que plantearse esta cuestión, pero normalmente la idealidad es inalcanzable, así que pasito a pasito...

ave dijo...

Hay todavía algo peor que leer algunas de las cosas que cuentas, y es leer las respuestas (previsibles, cotidianas, siempre las mismas) que sabía que ibas a recibir con este post.

O sea: las mismas excusas y justificaciones de siempre. Cuánto daño nos han hecho, madre. Y encima les defendemos y les justificamos (a los homófobos, digo).

Anónimo dijo...

AVE: no todo el mundo es tan peleón y reivindicativo; algunas nos movemos en la indiferencia hacia los llamados homófobos. Me siento incapaz de salir con una pancarta que proclame mi lesbianismo porque no tengo nada que proclamar. Soy como soy y al que no le guste, ajo y agua. Esto es una cuestión de madurez a la que se llega no sin esfuerzo y sufrimiento y a veces tiempo. Obviamente hay gente que sufre por el rechazo social pero hay que hacerse fuerte, pasar y, si se necesita, buscar apoyo en los colectivos de lesbianas o de lo que sea, aunque sólo sea para buscar que consejo y/o ayuda moral.
No se puede estar permanentemente en pié de guerra contra todo lo que se mueva.
Y me adelantO: otra cosa son los malos tratos, el bulling, el acoso laboral o personal etc., etc., contra esto si hay que luchar a muerte

Ave dijo...

"no todo el mundo es tan peleón y reivindicativo; algunas nos movemos en la indiferencia hacia los llamados homófobos. Me siento incapaz de salir con una pancarta que proclame mi lesbianismo porque no tengo nada que proclamar."

Querida anónima: era la excusa que faltaba, gracias. No estoy hablando de pelearse ni de reivindicar, hija. Estoy hablando de vivir una vida normal, sin mentir, sin presentar a tu novia como "tu amiga", sin hacerte pasar por hetero, sin ocultarte y sin tener miedo. Encima, tienes el ¿morro? de sin conocerme, dar a entender que mi actitud surge de una supuesta falta de madurez. Vaya, o sea, que ahora las que lleváis toda la puta vida en el armario resulta que es porque sois el colmo de la madurez.

No me cuentes cuentos chinos, anda, que ya me los sé todos y lo que pasa es que para justificar vuestra cobardía tenéis que colgarle el cartel de "inmaduras" y "reivindicativas" a las que simplemente no nos escondemos.

Ave dijo...

Por cierto, que yo he conocido a gente que militando en colectivos de lesbianas, estaban en el armario tanto en su entorno familiar como en su casa. La cuadratura del círculo, vamos. Yo, mira tú por dónde, nunca he militado en ningún colectivo (ni lo haré); simplemente, vivo mi vida con absoluta normalidad. Y como tú dices, al que le guste bien, y al que no, pues también.

Ave dijo...

Aunque reconozco que mi "subgénero" favorito es el de las que son las más bollo de lo más bollo en la bollosfera anónima y después tratan a sus novias como una puta mierda porque papá y mamá no se pueden enterar, se niegan a darte la mano en el supermercado por si se encuentran con alguien de su curro, etc. etc. Pero eso sí, en la bollosfera, ellas, las más grandes, las más bollos y las más atrevidas.

Si no existiera Internet, habría que inventarlo, está claro.

Ave dijo...

Y es que no hay nada peor que un homófobo. Bueno, sí: un marica/bollera homófobo.

Y para entendernos claramente, este maravilloso vídeo de Dave Chapelle:

http://www.youtube.com/watch?v=nuuBVWo_W3U

Ave dijo...

Y es que no hay nada peor que un homófobo. Bueno, sí: un marica/bollera homófobo.

Y para entendernos claramente, este maravilloso vídeo de Dave Chapelle:

http://www.youtube.com/watch?v=nuuBVWo_W3U

Bruge dijo...

Por alusiones, me gustaría aclarar unos puntos si Hester me permite.
Reconocer el lesbianismo públicamente no tiene nada que ver con salir con una pancarta a proclamarlo, sino con algo muchísimo más simple: tiene que ver con vivir con coherencia y, sobre todo, con DIGNIDAD. Esconder que una es lesbiana no es vivir con dignidad, lo vistas como lo vistas. Y no decir nunca a nadie ese hecho porque “casualmente” no sale en las conversaciones del trabajo, o bien la famosa frase “mi vida privada es solo mía”, es cobardía. Como mínimo deberíamos tener el coraje y la sinceridad de reconocerlo. Ahora bien, y partiendo del hecho de la cobardía, cada una debe ser capaz de valorar en su entorno cuales son los riesgos reales de dar a conocer su homosexualidad. Ahí es donde yo digo que no voy a juzgar a nadie porque no sé cuales son las circustancias reales de cada una, y a ciencia cierta sé que en ciertos ambientes decir algo así te puede suponer el ostracismo, la humillación o directamente la agresión. Pero de nuevo volvamos a hacer un ejercicio de sinceridad, ¿a cuantas conocemos en esa situación tan tan tan dificil? A las pobres que están así las compadezco, pero respecto al resto,a ver si va a ser que con la excusa de los riesgos y del sufrimiento no estamos haciendo la parte de responsabilidad que nos toca a cada una…

Si hemos llegado a donde estamos hoy, libertades, derechos etc… es porque otras muchas y muchos antes que nosotras tuvieron el valor de “exhibirse” (como dirían algunas) y, por mi parte, jamás de los jamases, va a salir una sola palabra para desmerecer su trabajo y si soy cobarde y no quiero decirlo a mi familia o en mi trabajo asumo esa cobardía y listo, pero nada de esconderla con excusas baratas, por favor.

Y dirigiéndome directamente a anónima de las 21.31, decirle que tú podrás pasar de los homófobos, pero ten por cuenta que ellos no van a pasar de ti y en cuanto puedan, ya que por lo visto tu no estás dispuesta a pelear por ello, te quitarán todos los derechos conseguidos (te recuerdo, por ejemplo, que la ley del matrimonio homosexual está recurrida ante el constitucional, ¿acaso te da igual? ¿crees que las cosas se hacen/arreglan solas?). Me parece que has sido tú la que nos ha dado una lección de inmadurez y de homofobia interiorizada que, coincidiendo con Hester y Ave, es realmente el origen de todos estos comentarios pro-ocultación

P.D. Por cierto, el tema de la dignidad tiene mucho que ver con el día del orgullo LGTQB, pero como hemos hecho una mala traducción de PRIDE pues se ha creado un malentendido monumental (respecto a ésto hizo Ave un post hace mucho tiempo en el que lo explica esto mucho mejor que yo)

p.d2. Hester, siento haber abusado de tu blog, esta noche te lo pago con una buena cena :-)

farala dijo...

pues el otro día me dijo mi compañera de despacho (me acabo de mudar) delante de otro compañero "vamos a poner un rincón con dulces navideños, ¿quieres traer algo? es que ya verás, a quí siempre tenemos algún dulce, con la excusa que sea, creo que se nos conoce como el despacho del bollerío"
y yo dije "eso no lo dirán por mi, más bien??" y los tres nos desmierdamos de risa y así salí del armario con mis nuevos compis (que ya lo sabían): con mucho humor y mucho orgullo

Anónimo dijo...

Ave: solo una cosa, aprende a leer y veras que nadie te ha llamado cobarde, aprende a respetar a los que no están de acuerdo contigo y piensan diferente y aprende a usar el lenguaje adecuadamente: no solo de insultos vive el hombre. Cuando te leo entiendo por qué muchas veces se nos ataca

Ave dijo...

¿Yo te he insultado? ¿Mande?

Chica, aplícate el cuento, maja.

Lo que hay que leer. Otra cosa es que tú te hayas dado por aludida.

Ave dijo...

Y manda cojones que hables de "respetar" cuando tú has empezado diciendo que la gente que está fuera del armario es porque tiene, más o menos, un "ataque de inmadurez".

Lo dicho: manda huevos, hija, manda huevos. Y todavía queréis que os digamos "sí, bwana".

mercedes dijo...

Iba a comentar, pero me soy cuenta que al final es decirlo tanto que se repite una... Como el ajo. Y para qué?. Para que te digan desde exhibicionista hasta inmadura. Cada quién está donde quiere estar. Pero como dice una amiga, cuando están listas, para ponerse de primeras en la cola y aprovecharse del espacio que hemos ganado las que vamos de "pancarteras", ahí si no se ponen excusas. A mi particularmente a estas alturas ya me da igual pero por lo que sigo no pasando es porque se pretenda que las que estamos erradas somos las que no tenemos compartimentos Fuera-dentro, porque la vida entera se ha transformado en un estar fuera.

Cada quien que viva como quiera. Por mi parte soy feliz con mi "ataque de inmadurez". Ahora bien, los espacios que se ganan con las leyes, se pierden si no se ocupan de verdad... Socialmente, como debe ser. El victimismo y las excusas no cuelan. Digan lo que quieran, conozco mujeres fuera del armario en caserios de 1000 habitantes. Un cierto dramaqueenismo en la cosa... Inmadura, que soy inmadura.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.