viernes, 31 de julio de 2009

Cumpleaños muggle y mágico

La buena literatura infantil no solo le gusta al niño que hay dentro del adulto, sino también al adulto que hay dentro del niño (Richmond Public Schools)

Hoy es el cumpleaños de J. K. Rowling (31 de julio de 1965), autora de la serie de libros de Harry Potter, de la que soy una tenaz entusiasta. Echo de menos los veranos en los que salía su nueva entrega y mi amiga Sila y yo íbamos ansiosas a comprarla a cualquier librería que vendiese libros en inglés. Después cada una se iba a su casa y nos poníamos a leer. Sin duda, ¡uno de los mejores momentos del año! A cada rato nos mandábamos mensajes con el móvil del tipo “voy por la página 134” o “qué fuerte lo que le pasa a Hermione”. En esa época la cotidianidad era una molestia: tener que comer, socializar o trabajar suponía desviarse de esa historia mágica y oscura al mismo tiempo.

Además de haber conseguido enganchar a la lectura a un montón de niños y niñas que no habían tocado un libro antes, admiro a J. K. por haber sido capaz de crear un universo complejo y apasionante y unos personajes que, por muy magos que sean, poseen toda la humanidad de quien se contradice y, como dice el viejo Walt Whitman, es habitado por multitudes.

J. K. Rowling también decidió que hoy sería el cumpleaños de su héroe, Harry Potter (31 de julio de 1980). Por tanto, podríamos decir que hoy es el bloomsday (evento anual que conmemora el Ulises de James Joyce) de los potterheads (fans de la heptalogía de Harry Potter).

¡FELICIDADES ROWLING Y POTTER!

domingo, 19 de julio de 2009

Lizzy Borden: escalofríos veraniegos.

Vete a buscar al doctor Bowen, rápido, hermana, creo que padre está herido (Lizzy Borden)

Era una soleada mañana del 4 de agosto de 1892 en la encantadora localidad de Fall River, Massachusetts, cuando Lizzie Borden (en la imagen), una spinster –lo que en castellano equivaldría a solterona- encontró a su padre y a su madrastra muertos a hachazos en su mansión victoriana. En el caso del padre, incluso le habían sacado el ojo izquierdo.

Lizzie Borden fue considerada principal sospechosa del asesinato de su padre y de la segunda mujer de éste. Al parecer, desde la muerte de su madre, las cosas habían ido de mal en peor en la casa Borden, hasta el punto de que esta llegó a ser dividida para que los miembros de la familia no tuviesen que verse las caras. Además, Lizzy y su hermana se pelearon con su padre a causa de la repartición de bienes que él pensaba llevar a cabo, cediendo propiedades a otros familiares en lugar de a ellas.

El dependiente de la droguería del pueblo contó que días antes, Lizzy había acudido a su tienda a comprar cianuro, producto que él se negó a venderle, pese a que ella argumentó que lo necesitaba para limpiar un abrigo de piel de foca. Días después del doble asesinato, Lizzy quemó un vestido en la chimenea porque, según ella, lo había manchado de pintura.

Lizzy se encontró sin ninguna coartada sólida, y el juicio contra ella fue uno de los más apasionantes del siglo XIX, con una cobertura tal por los medios de comunicación y un seguimiento social que podría compararse al de O.J. Simpson un siglo después, cosa infrecuente en aquella época.

No obstante, al final Borden fue declarada inocente. Por una parte, esto se debió a que no había ninguna prueba real en su contra, todo se basaba en suposiciones. Por otra, el jurado –compuesto en aquella época solo de hombres blancos- no debió considerar decoroso acusar a la hija de un respetable caballero.

A lo largo de las décadas, han surgido varias teorías que acusaban a Lizzy Borden o que la eximían del crimen, alegando, por ejemplo, que había sido la criada, furiosa porque le habían pedido que limpiase las ventanas, un trabajo realmente agotador en aquella época, o tal vez un hijo ilegítimo del padre de Lizzy. También hay quien ha dicho que Lizzy mantuvo una relación con una actriz lesbiana de la época, Nance O’ Neil, y que cuando ambas rompieron la mujer quedó tan devastada que perdió la cabeza y asesinó a sus padres a hachazos.

¿Estamos ante un caso de criminalización del lesbianismo, como le ocurrió a Dolores Vázquez cuando fue acusada falsamente de asesinar a Rocío Wanninkhof, hija de su ex novia? Para este tema, sin duda os recomiendo leer La construcción de la lesbiana perversa de Beatriz Gimeno. ¿Tal vez el hecho de ser una spinster, una solterona, era suficiente para verla con malos ojos?

Quién sabe. Lo cierto es que Lizzy Borden fue marginada el resto de su vida, nadie le dirigía la palabra y todo el mundo la temía.

La casa donde tuvieron lugar los crímenes es ahora un bed and breakfast, así que ya sabéis, si andáis por la costa este de Estados Unidos y buscáis un alojamiento terroríficamente encantador, no dudéis en reservar habitación allí.

El caso de Lizzy Borden forma ya parte del imaginario estadounidense. Los niños cantan rimas acerca de ella, se han escrito muchos libros al respecto, tanto ensayos como ficción, se han hecho películas, dibujado comics e incluso producido musicales.

Y ahora este veraniego y victoriano crimen os lo ofrezco yo como lectura estival, que no solo en las oscuras noches de invierno pululan los fantasmas…

La casaCuerpo de la madrastraCuerpo del padreAmante de la acusadaArma del crimenSala del juicioTitular

viernes, 10 de julio de 2009

Pamplona sangrienta

La pregunta correcta no es “¿Pueden razonar?” ni tampoco “¿Pueden hablar?”, sino “¿Pueden sufrir?” (Jeremy Bentham)
Lo lamento por el chico que ha muerto hoy en los Sanfermines, pero es que estas fiestas son una vergüenza medieval y un vestigio de testosterona pleistocénica, por mucho dinero y –dudosa- fama que traigan a Pamplona y a España en general. Por mucho que digan que quien corre ahí lo hace de manera voluntaria, que nadie les pone una pistola en la cabeza, por mucho que enarbolen la excusa de la tradición y del turismo que llega cada año a traer dinerito al país…
En el fondo esas fiestas no consisten más que en emborracharse e ir por ahí ensuciando las calles, que se limpiarán posteriormente con dinero público, y en asustar a unos pobres animales que corren despavoridos entre una multitud que les grita, les da golpes, les lanza objetos y les tira del rabo. Por supuesto, también los sanitarios que atienden a los heridos y los traslados a los hospitales también se pagan con dinero público.
Para excitar a los toros y que corran a gran velocidad se emplean varas eléctricas y palos puntiagudos. Además, son debilitados con tranquilizantes y muchas veces se les pone vaselina en los ojos, según explica PETA (Personas por la Ética en el Trato a los Animales), cuyos miembros estadounidenses se manifestaron en contra de estos festejos en la neoyorquina Times Square este miércoles.
Me alegro de no ser pamplonica y que me identifiquen con estos vejatorios días. ¿No querrían ser conocidos por algo un poco más noble, menos etílico y sangriento? En fin, que yo soy de Madrid, donde está la plaza de toros más famosa del mundo, así que tampoco es que mi ciudad se quede corta.
¿Para cuándo un debate de verdad en contra de estas y otras fiestas españolas en las que los animales sufren un trato terrible y que dan una imagen paleta y retrógrada a las localidades donde se celebran?
Esto es un regalito y QUE VIVAN LOS TOROS, ABAJO LOS MALTRATADORES Y ASESINOS DE ANIMALES